¿Qué es clasificar?, ¿ordenar, sin más? Para clasificar cualquier objeto es necesario fijar unos previos. Supongamos que queremos hacer una clasificación de los utensilios de la cocina de nuestros hogares. Evidentemente, podemos elegir diferentes criterios: según la forma, según el material de qué están hechos, para qué sirven, etc. Pero hay algunos que son más válidos que otros. Por ejemplo, ¿qué tiene más sentido?, ¿ordenarlos por su color o por su uso?
En Ciencia sucede lo mismo. Las clasificaciones científicas necesitan de criterios científicos. Pensemos en un organismo vivo, ¿qué criterios serían más válidos?, ¿el color, la forma, el tamaño, la estructura interna, el material genético, cómo se alimenta o se desplaza, etc.? Los criterios que utiliza la Comunidad Científica se basan en genética, evolución, bioquímica, anatomía y fisiología.
Por muy abundante que parezca el menaje de la cocina, no podemos compararlo con el número de especies que habitan el mundo. Esta biodiversidad tan enorme necesita de un sistema que nos permita ordenar, clasificar e identificar a cada una de ellas.
Para conseguir un orden razonable en todo esto, hay una ciencia, la Taxonomía, la cual debemos a Carl von Linné (1707‐1788,) que estableció una clasificación jerárquica dividiendo los organismos en grupos (taxones), y haciendo subgrupos más pequeños dentro de cada uno, en forma de dicotomías, es decir, dividiendo siempre en dos partes.
Por medio de los siguientes retos vamos a aprender a clasificar seres vivos y a emplear claves dicotómicas para identificar una determinada especie.
El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo. Gabriel García Márquez, Cien años de soledad.