Una forma de biodiversidad es también la variación dentro de la propia especie. La humanidad mediante la selección artificial, lo lleva haciendo desde tiempos inmemoriales en los campos de la agricultura y ganadería, con el fin de proveernos de alimentos que sean resistentes a los factores ambientales.
A lo largo de la historia, el ser humano ha ido seleccionando y cruzando ejemplares vegetales y animales para conseguir variedades e híbridos que resistan mejor las plagas, las lluvias, el frío, sean de mayor tamaño, se conserven por más tiempo, etc.
Seguramente no nos hemos dado cuenta, pero en nuestra propia cocina hay hortalizas que parecen diferentes, siendo variedades de la misma especie. Este es el caso de la planta Brassica Oleracea. A partir de esta col silvestre, hoy en día disponemos de diferentes verduras derivadas de la selección de diversas partes de esta planta. Ejemplos:
Col o repollo | Coliflor | Coles de Bruselas | Brócoli |
La col o berza común se seleccionó a partir de las hojas más grandes. Las coles de Bruselas, de los brotes a lo largo del tallo de la planta. El brócoli se desarrolló seleccionando las flores más grandes y la coliflor de una de las variedades del brócoli.
Pues bien, nosotros y nosotras vamos a investigar este aspecto genético de la biodiversidad en !nuestra propia cocina!