La diversidad, entendida no solo como variedad de seres vivos, sino como diversidad genética y de ecosistemas, forma la red vital de la cual somos parte integrante y de la cual tanto dependemos. La diversidad biológica ofrece un gran número de bienes y servicios que sustentan nuestra vida y, por lo tanto, debemos protegerla.
Los recursos naturales son la base de la agricultura, ganadería y de industrias tan diversas como la cosmética, la farmacéutica, la industria del papel, la horticultura, la construcción o el tratamiento de desechos. La pérdida de esta diversidad biológica interfiere con las funciones ecológicas esenciales y amenaza nuestros suministros alimentarios, nuestras fuentes de madera, medicamentos y energía y también las posibilidades de recreación y turismo
La biodiversidad proporciona todo lo que necesitamos en la naturaleza para sobrevivir. Los alimentos, las materias primas, el agua dulce y la medicina provienen de la naturaleza. La naturaleza es responsable del suministro de madera, combustible y fibra y de la reposición del agua dulce que sustenta toda la actividad agrícola y económica. El mantenimiento de los recursos genéticos como contribución fundamental para las variedades de cultivos y razas de animales, los medicamentos y otros productos.
Controla los procesos naturales. La naturaleza, en condiciones normales, es capaz de cuidarse a sí misma. Es responsable de regular la calidad del aire, el clima, el agua, la erosión, el tratamiento de residuos, la polinización y las enfermedades. El control de plagas que cumplen diversas criaturas que integran la cadena alimentaria, es importante para la agricultura, así como la polinización que llevan a cabo los insectos y las aves en su actividad cotidiana. La naturaleza también modera eventos climáticos extremos como huracanes y tormentas de nieve. Cuando se destruyen hábitats naturales como bosques y humedales, se liberan gases de efecto invernadero, lo que hace que el cambio climático sea más intenso.
Brinda apoyo desde el suelo. Para proporcionar elementos esenciales como alimentos y agua, la naturaleza tiene que sustentar primero la base de toda la vida. Esto incluye que el suelo se genere y permita la vida, el crecimiento de las plantas, que se produzca la fotosíntesis y que se produzca el ciclo de nutrientes a través del suelo, lo que tiene como consecuencia su fertilidad. Los polinizadores, como las abejas y las mariposas, ayudan a continuar el proceso de permitir que el suelo y las plantas nos provean. Alrededor del 87 % de todas las especies de plantas de flores son polinizadas por animales, y los cultivos que son polinizados por animales representan el 35 % de la producción mundial de alimentos.
Ofrece beneficios culturales. La naturaleza tiene efectos probados en nuestra salud mental y física, y proporciona recreación, ecoturismo y sustenta las creencias espirituales y religiosas. La investigación muestra que estar en áreas naturales mejora nuestro bienestar físico y cada vez hay más pruebas de que el tiempo en la naturaleza también puede ayudar a mantener y promover el bienestar psicológico. Además, muchos de los diseños tecnológicos industriales y domésticos se basan en la vida silvestre, en función de las prácticas observadas en la naturaleza (biomimética).