Es importante tener en cuenta que el ser humano puede representar el mundo de dos maneras: directa e indirectamente. La directa tiene lugar cuando la cosa se representa inmediatamente mediante la percepción. La indirecta sucede cuando el objeto está ausente y se le re-presenta al ser humano de manera mediada en imágenes o conceptos.

Tanto las imágenes como los conceptos que usamos para representar lo ausente son signos, es decir, cosas o sucesos que representan, o están en lugar de, otras cosas o sucesos distintos de ellos mismos. Existen dos tipos de signos: El símbolo y la señal. El símbolo se basa en una convención social, es decir, en la existencia de una regla social que atribuye al símbolo tal significado. Al ser convencional el símbolo puede y suele tener un carácter arbitrario, es decir, no guarda ninguna relación interna con lo significado. La señal, por su parte, es un signo o representación de una cosa; huella o vestigio o indicio de una cosa.

¿Cuáles son las características de los símbolos?

1) Una de las características del símbolo es que representa algo que va más allá de su significado inmediato. Así lo expresa Mircea-Eliade: «El símbolo revela ciertos aspectos de la realidad -los más profundos- que se niegan a cualquier otro medio de conocimiento. Imágenes, símbolos, mitos, no son creaciones irresponsables de la psique, responden a una necesidad y llenan una función: dejar al desnudo las modalidades más secretas del ser» (M. Eliade, Imágenes y símbolos)

2) También el psicoanálisis de Freud y Jung ha dado gran importancia al símbolo. Las experiencias y aspiraciones profundas permanecen en el umbral de la consciencia y arriban a la consciencia por la vía de los símbolos. «El aspecto inconsciente de cualquier suceso -afirma Jung- se nos revela en sueños, donde aparece no como pensamiento racional, sino como una imagen simbólica» (Jung, El hombre y sus símbolos).

3) La riqueza y profundidad del símbolo muestra otro elemento fundamental: la variedad y pluralidad de significaciones. El mismo símbolo no posee un solo significado, sino que remite a múltiples significados. 

4) Esta pluralidad de significados se muestra para algunos autores como el auténtico camino a la verdad. Un ejemplo de ello lo encontramos en los zapatos de la campesina, del conocido cuadro de Van Gogh, estudiados por Martin Heidegger en su ensayo El origen de la obra de arte. El cuadro no pretende ofrecer directamente información sobre los aspectos materiales de los zapatos: de qué materia y de qué forma están hechos, o cuál sea su utilidad. El cuadro no nos enseña «nada en absoluto», observa Heidegger. Lo que hace es mostrar «lo que es en verdad el par de zapatos». Lo que manifiesta la obra de arte, igual que todo símbolo, es la verdad. Lo que hace el símbolo es desvelar la cara oculta de la realidad.

5) Otra característica del símbolo es su carácter comunitario. El símbolo no es creación individual; precede al individuo, nace en el seno de una colectividad, de ella se nutre y en ella adquiere sentido.

6) Una de las características de los símbolos es su perennidad. «La existencia más mediocre -asevera con razón M. Eliade- está plagada de símbolos. El hombre más realista vive de imágenes».

Desde luego, uno de los filósofos que más ha estudiado el símbolo es Ernst Cassirer, quien acuñó el término: animal simbólico para referirse al ser humano. Más allá de sapiens, racional, político y demás concepciones, para Cassirer, lo que nos determina es la capacidad de crear y descifrar símbolos. Ante la estrechez de un animal lógico planteó definir al hombre como un animal simbólico.

CASSIRER:

Cassirer realizó por medio de su obra  La filosofía de las formas simbólicas una crítica a la cultura en su totalidad. Planteó a la ciencia como la manifestación de la creatividad humana y sentenció la insuficiencia de la razón para comprender las múltiples formas en que la cultura se manifiesta. Su pretensión fue comprender a la cultura como un todo indivisible. Un organismo creado a partir de símbolos.  

Para Cassirer habitamos más que un universo físico, un universo simbólico. Todo lo que el hombre ha creado se manifiesta a partir de símbolos. Éstos al momento de ser aprehendidos por la persona le construyen una realidad para sí que es a la vez exclusiva y a la vez común. El sentido implícito en el símbolo es inacabable, generadora de una multiplicidad de significados podría decirse infinita.

Así, del ser humano puede decirse que ha descubierto un nuevo método para adaptarse a su ambiente. Entre el sistema receptor y el efector, que se encuentra en todas las especies animales, hallamos en el hombre, como eslabón intermedio, algo que podemos señalar como “sistema simbólico”. Esta nueva adquisición ha transformado la totalidad de la vida humana.

El hombre no puede enfrentarse ya con la realidad de un modo inmediato; no puede verla, como si dijéramos, cara a cara. La realidad física parece retroceder en la misma proporción que avanza su actividad simbólica. En lugar de tratar con las cosas mismas, el ser humano conversa constantemente consigo mismo. Se ha envuelto en formas lingüísticas, en imágenes artísticas, en símbolos míticos o en ritos religiosos, en forma tal que ya no puede ver o conocer nada sino a través del medio artificial del símbolo. 

(Algunas parte del texto son extractos de philosophica.info y de sitiocero)