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Evaluación y metacognición

Los REA del Proyecto EDIA están perfectamente alineados con los principios de la Evaluación Formativa. Se promueve la práctica de realizar valoraciones a lo largo de un proceso educativo, con el fin de brindar retroalimentación continua a los estudiantes y guiar su aprendizaje de manera efectiva.

La evaluación formativa se enfoca en el proceso de aprendizaje, en lugar de solo en el resultado final, lo que permite a los estudiantes mejorar su desempeño y comprensión de los temas en cuestión. Este enfoque también permite a los docentes ajustar su enseñanza en tiempo real para abordar las necesidades y habilidades individuales de cada estudiante.

Según Cristóbal Cobo, la evaluación es la innovación pendiente ya que, si bien vivimos en un momento de efervescencia y cambios metodológicos, estas nuevas prácticas deben conllevar un cambio profundo en la manera de evaluar.

Podemos definir la evaluación como el conjunto de actividades programadas para recoger información sobre la que profesorado y alumnado reflexionan y toman decisiones para mejorar sus estrategias de enseñanza y aprendizaje. Evaluar es más que calificar. Una evaluación formativa se centra en la compresión del funcionamiento cognitivo del estudiante frente a las tareas que se le proponen: busca comprender por qué un alumno no sabe hacer una tarea y le ayuda a identificar sus errores.

Aspectos a tener en cuenta en la evaluación

Para poder realizar una correcta evaluación debemos hacernos una serie de preguntas básicas sobre el objeto de la evaluación y el procedimiento a seguir, sobre las herramientas o instrumentos a utilizar, y valorar tanto el momento en el que la haremos, como quién la realizará.

Infografía Evaluación
Itziar López. Preguntas sobre la Evaluación (CC BY-SA)


Según la legislación vigente, y en consonancia con los principios anteriormente expuestos, nuestra forma de evaluar debe ser variada, siendo incoherente escoger solo un procedimiento de evaluación.

Procedimientos de evaluación

Los procedimientos responden a cómo se lleva a cabo la recogida de información. Una clasificación tradicional puede ser por medio de: la observación en el aula (observancia de interacciones en el aula por ejemplo); el análisis de las producciones de los alumnos (trabajos, tareas, productos...); los intercambios orales (por ejemplo exposiciones orales), las pruebas específicas y cuestionarios (exámenes, tipo tets...); y la autoevaluación y coevaluación (procedimientos para evaluar el propio aprendizaje y para evaluar el aprendizaje de los compañeros).

Instrumentos de evaluación

Los instrumentos responden a los documentos o registros utilizados para recoger la información. De una manera general, podemos distinguir:

  1. Instrumentos asociados a la observación: las listas de control o las escalas de observación.
  2. Instrumentos asociados al análisis de producciones del alumnado: las rúbricas de evaluación, el portfolio, los textos escritos y producciones de todo tipo, la resolución de ejercicios y problemas...
  3. Instrumentos asociados a los intercambios orales: la asamblea, las exposiciones y puestas en común, las entrevistas...
  4. Instrumentos asociados a las pruebas específicas y cuestionarios: exámenes y tests.
  5. Instrumentos asociados a la autoevaluación y coevaluación: el diario de aprendizaje, la diana de evaluación o la escala de metacognición.

La metacognición

Los REA pueden fomentar la metacognición de los estudiantes al permitirles reflexionar sobre su propio proceso de aprendizaje y sobre cómo están utilizando los recursos para mejorar su conocimiento y habilidades. El alumnado puede recibir retroalimentación sobre su desempeño, lo que les permite ajustar sus estrategias de aprendizaje y reflexionar sobre estas cuestiones en un diario de aprendizaje o con cuestiones concretas que el docente le plantee en distintos momentos del proceso. La metacognición está directamente vinculada con la competencia de Aprender a Aprender. 

Algunas preguntas que un estudiante puede hacerse para fomentar su metacognición son:

  1. ¿Qué es lo que quiero aprender en esta actividad o tarea?
  2. ¿Cómo estoy aprendiendo y cómo puedo recordarlo mejor?
  3. ¿Qué cosas sé acerca del tema que estoy aprendiendo y cómo puedo usar esta información para comprender mejor?
  4. ¿Qué cosas me cuestan más trabajo entender y cómo puedo superar estos obstáculos?
  5. ¿Qué puedo hacer para mejorar mi aprendizaje y comprensión del tema?
  6. ¿Cómo puedo aplicar lo que estoy aprendiendo a situaciones en la vida real?
  7. ¿Cómo puedo saber si he alcanzado mi objetivo de aprendizaje?
  8. ¿Cómo puedo seguir mejorando mi proceso de aprendizaje en el futuro?

Estas preguntas pueden ayudar a los estudiantes a reflexionar sobre su propio aprendizaje, identificar fortalezas y debilidades, y ajustar su enfoque de estudio para mejorar su rendimiento.

El porfolio, la rúbrica de evaluación, la diana y el diario de aprendizaje destacan debido a que arrojan información muy importante sobre el proceso de aprendizaje, facilitando el feedback y por lo tanto una evaluación verdaderamente formativa, sin menoscabo de otros instrumentos que también son importantes como pueden ser las pruebas objetivas.

Podemos encontrar ejemplos de rúbricas, plantillas y documentos de evaluación en el Banco de rúbricas y otros documentos de Cedec.

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