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PASO 1: Valoración del nivel de autonomía del alumnado

Antes de implementar cualquier medida en materia de autonomía es necesario comprobar si los alumnos presentan una carencia o necesidad real en relación a este aspecto. Esto es, se debe comprobar hasta qué punto los alumnos muestran comportamientos y hábitos de trabajo autónomo en su día a día o no lo hacen. Quizá hayamos tenido suerte y nuestros alumnos ya sean muy autónomos... Pero si no se ha hecho nada de forma intencional para que lo sean, es difícil que se dé esta situación... (¡Ojalá!). De hecho, lo más habitual es que suceda lo contrario. Así, los estudios indican que los estudiantes suelen alcanzar la edad adulta con grandes carencias en el área de autonomía e iniciativa personal (Allgood et al., 2000; Tuckman, 2003). 

paso 1
Cedec. Paso 1: Valoración del nivel de autonomía (CC BY-SA)

Para realizar esta valoración existen distintas formas. A continuación podemos descargar un instrumento diseñado específicamente para llevar a cabo esta evaluación inicial:

La suma total de los puntos obtenidos en el instrumento nos indicará en qué nivel se encuentra nuestra clase:

  • 40-50 puntos - NIVEL (A) CLASE MUY AUTÓNOMA: Este grupo-clase ya es suficientemente autónomo y podría afrontar con éxito propuestas más complejas de aprendizaje basadas en las metodologías activas. 
  • 30-39 puntos - NIVEL (B) CLASE MEDIA-ALTA: Este grupo es bastante autónomo. Con un poco de trabajo más estará en condiciones de abordar propuestas metodológicas más complejas.
  • 20-29 puntos NIVEL (C) CLASE MEDIA-BAJA: Este grupo está en el nivel más habitual. Es recomendable iniciar procesos para fomentar la autonomía en los estudiantes ya que presentan valores medios bajos.
  • 10-19 puntos NIVEL (D) CLASE MUY DEPENDIENTE: Este grupo presenta niveles muy bajos. Urge aplicar estrategias para desarrollar la autonomía de los estudiantes.

Conviene señalar que el instrumento valora la clase a nivel colectivo, por lo que es posible que el grupo sea clasificado como "Muy dependiente", pero existan en el aula alumnos muy autónomos. Esto, lejos de ser un problema, nos va a ayudar mucho durante el proceso de transición ya que los alumnos más autónomos podrán ayudar tanto al profesor (evitando tener que centrar su atención en estos alumnos al principio de la implantación) como a sus propios compañeros (a quienes pueden aconsejar o guiar en su aprendizaje).