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Software libre y propietario

Software libre y software propietario, una introducción

Muchas veces se confunden los programas de pago con el software propietario o privativo y los programas gratuitos con el software libre. En la primera categoría entran programas como son el procesador de textos, el programa de presentaciones y la hoja de cálculo de Microsoft o el sistema operativo Windows que viene preinstalado en la gran mayoría de ordenadores y cuyo precio va incluido en el del ordenador. En la segunda podemos encontrar programas que realizan exactamente las mismas funciones que los anteriores, como los de LibreOffice y todas las diferentes versiones de los sistemas operativos Linux, pero que pueden ser descargados gratuitamente de Internet sin costo alguno para el usuario final.

Y aunque en muchos casos, como en los ejemplos que acabamos de ver, es así (libre va asociado a gratuito y propietario a programas de pago) en otros muchos casos no lo es. Y no lo es porque hablamos de conceptos distintos y que involucran filosofías muy diferentes. Lo primero que tiene que quedar claro es que libre no es sinónimo de gratuito ni propietario es sinónimo de pago.

código
Shahadat Rahman . Code (Unsplash)

Cuando se habla de software libre nos estamos refiriendo a programas que tiene más libertades que el propietario. Mientras que el software propietario pertenece exclusivamente a una persona o empresa y el código fuente con el que está realizado solo puede verlo o modificarlo su dueño, el software libre no tiene un propietario definido y se ofrece a los usuarios para que puedan hacer con él prácticamente lo que quieran.

Muchas veces los programas propietarios no cobran nada por su uso (pensemos en la gran cantidad de programas gratuitos que podemos encontrar para nuestros móviles). Sin embargo las cosas no siempre son como parecen y lo normal es que, o bien estas aplicaciones se nutran económicamente a partir de la publicidad incluida en su interior, o bien obtienen algún otro tipo de contraprestación de las que muchas veces ni siquiera somos conscientes, como pueden ser nuestros hábitos de consumo, amistades, contactos y un largo etcétera que podemos resumir pensando en que lo que estamos cediendo son nuestros datos personales.

Los programas libres, sin embargo, no trafican con datos o realizan actividades ocultas y/o lesivas para el usuario ya que el código fuente puede ser revisado por cualquiera y la comunidad de usuarios y programadores no permitiría este tipo de prácticas en los programas. Esto incluye los programas libres de pago, que también los hay. Estos programas normalmente van acompañados de algún extra que es por lo que se cobra, como puede ser la instalación, asistencia técnica, funcionalidades añadidas para desempeñar labores más ajustadas a los deseos de los clientes o como hace PureOS, vendiendo ordenadores y teléfonos móviles adaptados a su sistema operativo (de tipo Linux) y que garantizan un nivel de privacidad sin precedentes.