Me alegra volver a veros. Han pasado ya varios años desde vuestra investidura como caballero y para este anciano pareciesen días. Burlón es el tiempo con aquellos que a su fin se acercan. Pero no es cuestión de tristes reflexiones en este día tan grande. Como caballero habéis mostrado vuestra valía. Tal es vuestra virtud que el propio rey vasallo suyo os quiere hacer. Atended ahora que os explicaré en qué consiste el vasallaje.
Homenaje se llama el ritual que os unirá a un señor más poderoso. Es un vínculo entre hombres libres. Mediente éste un noble toma en protección a otro. Habréis de jurar fidelidad a vuestro señor, el rey. Por vuestra parte, os comprometeréis a determinadas servidumbres: el auxilium, o apoyo militar, y el consilium, apoyo político. Como contraprestación recibiréis un feudo.
En el ceremonial participaréis vosotros y el rey. Avanzad lentamente hacia vuestro señor. Destocado y desarmado, os arrollidaréis frente a él. Con las manos unidas en prueba de humildad y sometimiento, esperad que éste os las recoja y las alce. Éste será el momento en el que como recomocimiento mutuo de apoyo un juramento de fidelidad formularéis.
Acto seguido os entregará un castillo en pago por vuestros futuros servicios.