- ¿Y toda la literatura medieval es didáctica, Manuel? ¡Pues menudo entretenimiento! Bueno... como había pocos lectores... No me extraña, vamos...
- Es verdad que el número de lectores era mínimo y ya hemos explicado por qué, Sergio. Pero de aburrida, como tú insinúas, nada. Fíjate que, en medio de todo este afán por moralizar, a principios del siglo XIV surge una obra muy original que defiende unas ideas extraordinariamente impactantes para la época de una forma muy divertida. Fijaos: un Arcipreste, en forma autobiográfica, nos cuenta sus aventuras amorosas con mujeres solteras, viudas, monjas, moras, cristianas... Para camuflarlas de acuerdo con la mentalidad medieval, afirma hablar del buen amor, es decir, del que sigue las reglas establecidas por Dios. Pero, además, incluye cuentos, fábulas, canciones de serranas, poemas en honor de la Virgen, historias alegóricas...
- Esto promete, profe. ¿Vemos algún fragmento?