¿Crees que los avances tecnológicos que se están produciendo llegan por igual a todos los lugares del planeta? ¿Todas las personas de tu localidad disponen de las mismas posibilidades de acceso a estos avances? ¿Estos avances tecnológicos pueden ocasionar algún efecto negativo en el medio ambiente? Son muchas las preguntas que acompañan a estos cambios tecnológicos y que en el siguiente vídeo se tratarán de resolver.
En las últimas décadas, la tecnología, sirviéndose del conocimiento que proporciona la ciencia, ha resuelto problemas y propuesto avances y mejoras en diferentes ámbitos de la vida de las personas, como por ejemplo en la comunicación, la industria o la medicina. Sin embargo, todos estos avances no han llegado por igual a todas las partes del mundo. Por ello, en algunos lugares del planeta no tienen las mismas posibilidades de utilizar algunos de estos avances.
En los países más desarrollados e industrializados la mayoría de las personas pueden utilizar y disponer de algunos de estos avances, como por ejemplo, en medicina, en transporte o en comunicación. Esto supone que estas personas disfrutan de una mayor calidad y una más alta esperanza de vida.
No obstante, en los países menos desarrollados estos avances únicamente llegan a una pequeña parte de su población, olvidándose de otra parte de la misma que tienen una mayor dificultad para cubrir las necesidades más básicas. Como consecuencia de ello, se generan enormes desigualdades sociales.
El avance tecnológico e industrial tiene un coste y unos efectos negativos para el medio ambiente, ya que supone emplear un elevado número de recursos naturales para poder producir y fabricar dichos avances. Por ejemplo, los automóviles consumen combustibles fósiles que son contaminantes y perjudiciales para el medio ambiente. Para evitarlo, se están empezando a fabricar vehículos que necesitan un menor consumo o que utilizan energías renovables.
Asimismo, las fábricas generan residuos y vertidos muy perjudiciales para el medio ambiente y los ecosistemas en los que se encuentran, ya que muchos de estos residuos acaban siendo vertidos a la atmósfera y al agua. Conviene recordar también que las emisiones de estas fábricas industriales contribuyen al llamado efecto invernadero.
Por otra parte, el elevado consumo de energía que se necesita para producir estos productos genera una elevada cantidad de residuos y, además, se agotan los recursos naturales. Continuar a este ritmo supone acabar con dichos recursos naturales (como, por ejemplo, el petróleo o el gas). Es por ello, que conviene reducir el consumo de energía para no dañar y poder conservar el medio ambiente.