Vacunas y calendario de vacunación.
Habréis oído hablar de las vacunas, como la solución que parece más viable para combatir algunas enfermedades e, incluso, algunas de ellas gracias a las vacunas han conseguido erradicarse. Toda la comunidad científica de los distintos continentes del mundo trabaja actualmente para combatir enfermedades para las que no existe cura, como el ébola, el VIH o el SARS.
Pero, ¿Qué es una vacuna?
Una vacuna es un producto biológico, es decir, se introduce parte del microorganismo que produce el virus, pero muerto o debilitado, para así conseguir activar nuestro sistema inmune, que reconozca el virus y genere células memoria y que se creen anticuerpos que nos preparen para que, si nos contagiamos con el virus, ya tengamos un batallón de defensas preparado para poder combatirlo.
Aunque parece fácil crear una vacuna, no lo es, ya que requiere de muchos ensayos clínicos primero en animales y luego en personas y hay que valorar sus efectos secundarios. Por lo general, se tardan 2 años mínimo en conseguir una vacuna fiable, por lo que la comunidad científica está intentado intentando conseguirla con un gran esfuerzo y en el menor tiempo posible para erradicar las enfermedades emergentes en el mundo.
¿Sólo me tengo que vacunar cuando soy bebé?
No. Todos los niños desde los primeros meses reciben vacunas para evitar otras enfermedades como el neumococo, el tétanos o la difteria y esto se hace siguiendo un calendario de vacunación que marca cuando tenemos que recibir una vacuna concreta.
Así cada niño tiene una cartilla que sigue un calendario de vacunación que generalmente dura hasta los 14 años, porque se siguen recibiendo dosis contra el tétanos, la varicela o el meningococo entre otros. Aun así, en la vida adulta las personas siguen vacunándose por ejemplo contra la gripe, el neumococo o el tétanos.
¿Es recomendable vacunarse, aunque sean ya enfermedades que casi no se den en la actualidad?
Precisamente se ha conseguido erradicar muchas enfermedades gracias a la vacunación, enfermedades que antes eran letales ahora apenas tienen incidencia en la población, pero es gracias al sistema de vacunación que tenemos. No suelen producir apenas efectos secundarios y las contraindicaciones son prácticamente nulas, ya que las vacunas se someten a muchos test antes de llegar a los seres humanos.