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El teatro durante los años 60 y primeros 70

La renovación del teatro a partir de los años sesenta

Con la apertura del país, el panorama teatral también da un giro progresivo, pues comienzan a llevarse a escena obras de transformadores autores europeos del siglo XX, como Bertolt Brecht, Eugène Ionesco o Samuel Beckett, lo que genera una influencia que lleva a la renovación de las formas y los temas.

Francisco Nieva (1924-2016) se formó en París y llegó a Madrid en los años sesenta, donde destacó primero como escenógrafo de obras europeas, para revelarse después como dramaturgo. Él mismo divide su obra entre los llamados «Teatro furioso» y «Teatro de farsa y calamidad». Las suyas son obras imaginativas, con un lenguaje complejo cercano al barroquismo y puestas en escena al estilo de la ópera. Pelo de tormenta (1961) o La señora tártara (1969) son algunas de sus creaciones más conocidas.

Fernando Arrabal
Wikimedia Commons / Stoisto. Fernando Arrabal (CC BY-SA)

Fernando Arrabal (1932-), afincado en París desde 1955, fundó allí junto a otros artistas el «Teatro del pánico», definido por sí mismo de la siguiente manera: (...) es la explosión de 'pan' (todo), es el respeto irrespetuoso al dios Pan, es el himno al talento loco, es el antimovimiento, es el rechazo a la 'seriedad', es el canto a la falta de ambigüedad [...] y todo lo contrario. Es un autor polifacético y polémico, que sufrió la censura franquista. Su teatro es vanguardista, irreverente, onírico, absurdo y confuso. Pic-nic, escrita entre 1952 y 1956, consiste en un canto contra la guerra a partir de un planteamiento grotesco, pues unos padres quieren ir a visitar a su hijo soldado y proponerle un día de pícnic en el campo de batalla.

Por otro lado, a partir de los años sesenta van surgiendo en España grupos de teatro independientes, principalmente desde el ámbito universitario, que experimentan con el espacio dramático y la puesta en escena; algunos de ellos alcanzarán gran relevancia y éxito en los años siguientes. El teatro clásico «a la italiana», con un escenario frente a unas butacas, deja paso a la fusión entre espectadores y actores, y el texto aprendido pasa a ser secundario frente a elementos como la expresión corporal, la danza, la improvisación, la luz o la música; el propio concepto de autor se pone en entredicho, pues se generan obras de creación colectiva. Todo ello sin dejar de tener como objetivo la reivindicación política y social. 

Entre los grupos más relevantes fundados a principios de los sesenta se encuentra Els Joglars, aún hoy en activo, o el Teatro Estudio de Madrid (TEM). Esta renovación teatral y ánimo de experimentación es una tendencia que se incrementará a la llegada de la transición y la democracia.

Pic-nic en el frente de batalla

A continuación tenéis una escena de la obra Pic-nic, de Fernando Arrabal.

Cieza Escena Cultural. Pic-nic, de Fernando Arrabal (escena) (Licencia de YouTube estándar)

Una vez que habéis visto la escena, os proponemos realizar un pequeño coloquio oral. Para ello, partiremos de la siguiente batería de preguntas o de otras que os surjan:

  • ¿Qué impresión te produce la escena? ¿Qué crees que quiere contarnos sobre la guerra? El absurdo, ¿puede tener un mensaje? ¿Y el humor?
  • El texto es de hace más de medio siglo. ¿Crees que hoy en día tiene vigencia? ¿Por qué?
  • ¿Crees que las guerras son un mal necesario? ¿Consideras que tiene sentido intentar concienciar contra ellas?

Es conveniente que cada cual reflexione primero de manera individual a partir de las preguntas y, después, paséis al gran grupo. Si este es muy numeroso, podéis dividiros en dos.

Un coloquio es un texto oral dialogado en el que hay que observar ciertas reglas para que funcione. Presta atención a lo siguiente:

  • Pronuncia con corrección y claridad, y en un tono adecuado.
  • Aplica las normas de cortesía (pedir el turno de palabra, no interrumpir...).
  • Participa activamente, pide el turno.
  • Utiliza un lenguaje no discriminatorio y respeta a los demás. Si no te ha gustado lo que han dicho, házselo saber de forma educada.

Si habéis dividido el grupo en dos mitades, uno de ellas puede ir tomando notas mientras la otra debate. Las notas deben reflejar si se cumplen las normas, cómo se desarrolla el coloquio y qué posibilidades de mejora habría.