Saltar la navegación

El teatro desde 1975 hasta la actualidad

El teatro durante el último cuarto del siglo XX

El teatro María Guerrero es sede del CDN desde 1978 y acoge montajes españoles y extranjeros de alta calidad teatral
Teatro María Guerrero (Madrid)
Wikimedia Commons / Luis García. Teatro María Guerrero (Madrid) (CC BY-SA)

A partir de 1975, con la transición y la llegada de la democracia, el mundo teatral se renueva, una vez liberado de la censura. Por un lado, se ponen en cartel obras de autores anteriormente cercenados o prohibidos por la censura, tanto españoles como europeos. Por otra, se renuevan o crean nuevas instituciones, como el Centro de Documentación Teatral y el Centro Dramático Nacional, que dan apoyo institucional e impulso económico a la puesta en escena de creaciones clásicas y contemporáneas.

Los autores ya consagrados, como Francisco Nieva o Buero Vallejo, siguen estrenando con éxito, y surgen también nuevos creadores de tendencia neorrealista. Son dramaturgos con amplia formación cultural que presentan un teatro accesible para el gran público, cercano al teatro realista y social anterior pero introduciendo novedades formales, con un lenguaje claro (incluso coloquial y de jerga) y uso del humor y la ironía, no exento de crítica social. Además de José Sanchís Sinisterra y Fermín Cabal, el mayor representante de esta tendencia es José Luis Alonso de Santos (1942), que se formó en el teatro independiente y en los años ochenta pasó a un estilo realista, basado en la crítica social a través del humor. Su comedia más conocida es Bajarse al moro, de 1985, donde recrea el Madrid más desarraigado del momento, con personajes fracasados pero entrañables, que hablan con la jerga juvenil de la época, y conflictos en torno a las drogas, las diferencias intergeneracionales y el sexo.

A finales de los años ochenta se suman a esta línea realista autores más jóvenes que proponen obras más efectistas y más enfocadas a la esfera privada, con personajes frágiles que buscan el sentido de su vida, como Ernesto Caballero (1958) o Paloma Pedrero (1957).

Por otro lado, en los años ochenta coge impulso un teatro comercial que se sirve de la farsa, el vodevil y los números musicales para atraer al público a obras entretenidas, sin un compromiso específico con la realidad. Destacan en este género Ana Diosdado (1938-2015), que triunfa con Los ochenta son nuestros (1988), y Antonio Gala (1930), que presenta dramas amorosos como Samarkanda (1985).

En la línea del teatro vanguardista, muchos de los grupos independientes creados en los sesenta y setenta desaparecen o se transforman, aunque algunos sobreviven al desgaste del experimentalismo y se asientan, como es el caso de Els Joglars (cuyo director fue encarcelado en plena transición a raíz de la obra La torna, una sátira política). Esta tendencia más experimentalista se renovará en estos años con nuevos grupos basados en la creación colectiva como Dagoll Dagom, creado en 1974 y especializado en comedia musical, o La cubana, que desde 1980 propone espectáculos humorísticos basados en la transgresión y la interpelación directa al público. El grupo más relevante en esta línea es La fura dels Baus, que inició su andadura en 1979 y alcanzaría grandes éxitos hasta bien entrado el siglo XXI: sus montajes son espectáculos performativos de teatro total, que rompen con la idea de escenario y aúnan instalaciones artísticas, música, performance, recursos digitales e interacción directa con el público; actualmente sus creaciones tienen cientos de miles de espectadores, y han ido evolucionando desde un espíritu transgresor a propuestas de mayor espectacularidad teatral, igualmente sorprendentes pero menos rupturistas.

Suz/O/Suz fue una de las primeras propuestas performativas de La Fura dels Baus, en 1985
La Fura dels Baus. Suz/OS/Suz, La Fura dels Baus (Licencia de YouTube estándar)

En un ámbito mucho más modesto, el teatro experimental ha encontrado su sitio desde finales del siglo pasado en las salas alternativas de pequeño tamaño, especialmente en las grandes ciudades como Madrid o Barcelona, donde sobreviven mediante la propuesta de pequeñas producciones fuera de la lógica del teatro comercial, que complementan con proyectos de formación e investigación teatral. Entre ellas, en Barcelona destaca la Sala Beckett, creada en 1991, y en Madrid La cuarta pared (desde 1981) o la Sala Mirador (desde 1993).

El teatro en el siglo XXI: últimas tendencias

La producción escénica en las primeras décadas de nuestro siglo se divide principalmente en tres vertientes: por un lado, encontramos el teatro comercial, muy enfocado al entretenimiento, desde los monologuistas (un formato que parece que ha llegado para quedarse) hasta los grandes musicales al estilo de Broadway. En segundo lugar, el teatro público, co-financiado por las administraciones, que trata de presentar propuestas de calidad, tanto de autores clásicos como contemporáneos, pero que se ve mediado por la inestabilidad de la profesión actoral y por los vaivenes políticos. Por último, el teatro de las salas independientes, que han ido creciendo en número e importancia en los últimos tiempos y se han extendido a las ciudades de mediano tamaño, estrena más del noventa por ciento de las producciones de autores españoles vivos. En ocasiones, esos montajes dan el salto a los teatros públicos y crecen, por tanto, en visibilidad y público. 

El dramaturgo Juan Mayorga junto a Núria Espert, directora y actriz consagrada.
Juan Mayorga y Núria Espert
Wikimedia Commons / Torrejonwiki. Juan Mayorga y Núria Espert (CC BY-SA)

A finales de los noventa surgen nuevas propuestas, de la mano de autores y autoras que en un principio fueron agrupados bajo el término «generación Bradomín» o «generación de los noventa». Sus mayores influencias provienen del teatro contemporáneo europeo y norteamericano (autores como Bertold Brecht, Samuel Beckett, Harold Pinter o David Mamet). Durante la primera y segunda década del siglo XXI, la nómina de dramaturgos se amplía y diversifica, y toma presencia en la escena un número considerable de autoras relevantes, lo que no había sucedido antes.

Entre las características del último teatro español se puede distinguir la presencia de la metateatralidad, la integración de artefactos digitales o la puesta en escena minimalista y abstracta (dejando que el espacio escénico quede definido por las luces y las proyecciones, reduciendo al mínimo el atrezzo); sigue creándose teatro de texto, pero también se da un desapego del texto teatral y la consiguiente relevancia de lo corporal en escena, así como la integración con otras artes escénicas, como la danza y el circo. Encontramos un renacer del teatro clásico, revisitado y actualizado, así como una tendencia al teatro documental, que explora conflictos de nuestro tiempo o del pasado reciente.

Las diferencias entre los distintos dramaturgos son notables, por lo que no se les agrupa en una generación común. Estos son algunos de los nombres más importantes del teatro actual:

  • Lluïsa Cunillé (1961), discípula de Sanchis Sinisterra, propone un teatro de gran intensidad dramática que busca conmover y remover al espectador, en obras como Barcelona mapa de sombras (2007) o El carrer Franklin (2016). 
  • Laila Ripoll (1964) es directora y dramaturga en su propia compañía, Micomicón, fundada junto a otros compañeros en 1991, desde donde realiza una reconocida labor de recuperación de textos clásicos, así como de puesta en escena de las creaciones que desarrolla junto a Mariano Llorente, como El triángulo azul (2015) o Donde el bosque se espesa (2018).
  • Juan Mayorga (1965), conocido a nivel internacional, es un dramaturgo comprometido, con una intensa formación en teatro vanguardista y filosofía, que lleva a escena tanto autores clásicos como sus propias producciones, estas con gran presencia de texto culto y ambiente onírico, donde plantea conflictos ético-filosóficos. Algunas de sus obras más reconocidas son Hamelín (2006) o La lengua en pedazos (2013). Es el autor más relevante de esta época.
  • Angelica Liddell (1966) goza de amplio reconocimiento internacional; es una artista performativa que escribe, dirige y actúa en sus propias producciones, siempre vanguardistas y transgresoras, en torno a temas como el cuerpo, el sexo, la violencia o la muerte, que trata de forma muy cruda y feroz, con títulos como Perro muerto en tintorería: los fuertes (2007) o La casa de la fuerza (2012).
  • Alfredo Sanzol (1972) es autor y director; sus creaciones integran el humor y la reflexión sobre lo particular y lo colectivo, y parten muchas veces de experiencias familiares personales. Algunos de sus últimos montajes son La ternura (2017) y El bar que se tragó a todos los españoles (2021).
  • Alberto Conejero (1978) nace también como autor en las salas independientes, versiona autores clásicos y elabora un teatro propio que tiene como tema recurrente la homosexualidad, en obras como Cliff  (2010) o La piedra oscura (2014).
Angélica Liddell y el equipo en la representación de You are my destiny (Lo stupro di Lucrezia), Théâtre de l'Odeon (París), 2014
Saludos en la representación de You are my destiny (Lo stupro di Lucrezia)
Wikimedia Commons / Sigoise. You are my destiny (Lo stupro di Lucrezia) (CC BY-SA)

Otros dramaturgos con importante presencia entre finales del siglo pasado y la actualidad son Sergi Belver, Miguel del Arco, Yolanda Pallín, Jordi Galcerán, Pablo Mesiez, Rodrigo García o Lucía Miranda. Además, es también destacable la labor de directores de escena que vienen presentando montajes de gran calidad durante estas décadas, como Calixto Bieito, Lluis Pasqual, Nuria Espert o Alex Rigola, algunos de ellos con presencia en la escena teatral internacional.

Durante la última década, el teatro para adolescentes y jóvenes también se ha renovado y revitalizado. Proyectos como el de Cross Border Project, La tristura o La joven compañía ofrecen montajes de calidad para un público joven que muchas veces se acerca por primera vez a las obras desde sus centros educativos. Son propuestas modernas y poderosas que generan reflexión, inquietudes y emociones en torno al mundo vital de la adolescencia y la juventud.

A día de hoy, los premios teatrales como los Max de las Artes Escénicas, el Premio Nacional de Teatro o el Premio Nacional de Literatura Dramática contribuyen a dar a conocer el mundo teatral al gran público, y festivales como los de Almagro, Mérida o Cádiz le dan visibilidad.

¿Para qué sirve el teatro?

Entretener, divertir, emocionar, sacudir... el teatro sirve para todo eso, pero también para dar voz a las historias del mundo que nos rodea o del pasado que nos construye. Este es el objetivo del «teatro documento» o «teatro documental», que consiste en montar una obra a partir de documentos y testimonios reales. A veces incluye personajes de ficción y otras sólo presenta lo que se ha extraído de la realidad. Aunque se creó en los años sesenta, actualmente el teatro documental es una tendencia en nuestro panorama escénico. 

A continuación tenéis el tráiler de Shock I (el cóndor y el puma) (2019), una obra de teatro documental escrita por cuatro dramaturgos (Albert Boronat, Andres Lima, Juan Cavestany y Juan Mayorga) y dirigida por Andrés Lima, que narra la historia reciente del mundo occidental, centrándose en el avance del neocapitalismo. El director de la obra asegura «No intentamos hacer simplemente un repaso histórico, sino que nos servimos de la historia para provocar un impacto emocional en el espectador y para que reflexione sobre cuál es su responsabilidad individual en el mundo que estamos creando»:

Centro Dramático Nacional. Shock (el cóndor y el puma) (Licencia de YouTube estándar)

Y aquí podéis ver parte de los ensayos y reflexiones del equipo actoral de la obra de teatro documental Jauría (2019), que Jordi Casanovas construyó a partir de los testimonios judiciales del caso conocido como «la manada», bajo la dirección de Miguel del Arco:

El País. Ensayos de Jauría (Licencia de YouTube estándar)

Tratad de explicar lo que habéis visto en los vídeos. ¿Qué os parecen estas propuestas? ¿Creéis que el teatro puede reflejar la realidad o la historia? ¿Y debe tener esa función? ¿Qué efectos creéis que pueden tener sobre los/as espectadores/as las obras de este tipo?

De manera individual, escribe un texto argumentativo bajo el título ¿Para qué sirve el teatro? atendiendo a estas preguntas previas y/o a tus propias reflexiones y cuestiones sobre el tema. Puedes buscar información y también integrar tu propia experiencia personal con el mundo teatral.

Recuerda: para escribir un buen texto argumentativo, define primero cuál es la idea principal que quieres defender, anota los argumentos que vayas a utilizar, decide la estructura, escribe un borrador donde cada párrafo atienda a una parte del contenido y, finalmente, reescríbelo mejorado en su versión final.

El teatro a vuestro alcance: la Teatroteca

La Teatroteca, del Centro de Documentación de las Artes Escénicas y de la Música, es un repositorio online de teatro de calidad que va recogiendo muchos de los mejores montajes estrenados en los escenarios españoles durante las últimas décadas, entre ellos algunos de compañías para jóvenes, así como versiones de obras clásicas que podéis relacionar con vuestros conocimientos sobre historia de la literatura, y otras propuestas para el público adulto de las que también podéis disfrutar. Tiene el mismo funcionamiento que una biblioteca pública, cada título se puede tomar en préstamo durante un día y cuando se devuelve se puede tomar otro.

Propuesta 01 - Con la ayuda de vuestro/a docente, elegid una obra de la Teatroteca para verla desde vuestras casas. Después de que la hayáis visto, realizad un coloquio en el aula acerca de ella. ¿Podéis relacionar lo que habéis visto con el contenido sobre el teatro de las últimas décadas?

Propuesta 02 - Elegid una obra distinta cada grupo de trabajo. Después de haberla visto, podéis compartir impresiones entre vosotros/as en el grupo y más tarde sintetizarlas al resto de la clase, explicando si recomendáis o no la obra y por qué, o bien escribir de modo individual una reseña teatral donde expreséis vuestra impresión personal.

A continuación, os recomendamos algunas obras que tenéis disponibles en streaming en la Teatroteca. Utilizad la búsqueda interna de la web para encontrarlas:

  • Hey boy, hey girl, teatro electroquímico a partir de Romeo y Julieta, de Jordi Casanovas. Un Romeo y Julieta de nuestro tiempo, que se desarrolla en un reality televisivo. Aquí podéis ver una escena.
  • La edad de la ira, de Nando J. López. Marcos es acusado de un crimen que no sabemos si ha cometido. La obra cuestiona el sistema educativo y da voz a las inquietudes y rabia de un grupo de amigos de Bachillerato. Aquí una escena.
  • La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca, en una versión estupenda. Aquí una escena.
  • Punk rock, de Simon Stephens. Siete jóvenes ante el examen equivalente a la selectividad, con su presión y sus problemas. Aquí una escena.
  • Insolación, de Emilia Pardo Bazán. Adaptación teatral de la obra de la escritora realista. Aquí una escena.

Esta es sólo una pequeñísima selección, pero podéis ir buscando en la web lo que más os interese.