La documentación pedagógica trata de recopilar información de todo tipo sobre procesos y momentos específicos del proceso de enseñanza-aprendizaje, a través de una variedad de medios, para analizarla, relacionarla, comprenderla, organizarla y mostrarla. Requiere observar y escuchar, registrar imágenes, vídeos, dibujos, escrituras, comentarios de niños y niñas, releer todo, analizarlo, reflexionar de forma compartida… para así conocer a los niños y niñas, sus modos de relacionarse, las experiencias vividas, los desafíos y logros, la vida en el aula y en la escuela.

La documentación pedagógica resulta muy valiosa, por tanto, para la reflexión, la evaluación y la investigación sobre la práctica educativa. Tiene que ver con conocer, valorar y mejorar. Va unida, además, a la posibilidad de comprender, acercar y hacer visibles las culturas de la infancia, y a que familias y comunidad educativa se sientan vinculados con la vida en la escuela.

Desde estos planteamientos, la documentación pedagógica, especialmente en la etapa de educación infantil, constituye un recurso que ayuda a realizar una evaluación cercana, real y más global del proceso de aprendizaje. La observación continuada, el registro y los diferentes materiales recopilados y organizados, posibilitan una lectura más compleja de la realidad vivida, como compleja es la construcción del conocimiento. Permite evaluar, de forma más rica y completa, a los niños y niñas, sus actividades y aprendizaje, las relaciones que establecen, el espacio donde sucede, los materiales empleados… Y será de mucho valor a la hora de realizar los informes de las niñas y niños, de reflexionar y procurar mejoras en torno a la práctica educativa, de recordar lo vivido, de proporcionar un feedback a los niños y niñas y de mostrar a otros lo que en el aula y la escuela acontece.

Encuentra más información en este artículo sobre la documentación.

Evaluación al final de las sesiones

El encuentro final de cada sesión es un buen momento para dialogar con los niños y niñas sobre lo vivido, sobre lo que cada una y uno ha descubierto, ha intentado, ha aprendido, sobre lo que le satisface o no del proceso vivido, sobre su visión acerca del arte y los artistas, y de Picasso.

En el caso de este tercer recurso, en el que proponemos que también participen las familias, ese encuentro final es una muy buena ocasión para dialogar también con ellas, que aporten sus visiones, sus impresiones, dificultades, aprendizajes y valoraciones en relación con lo vivido en la sesión.

Podrían ser interesantes preguntas como estas:

• ¿Cómo os habéis sentido en la sesión?
• ¿Qué cosas os han sorprendido?
• ¿Qué os parece más importante de lo que hemos vivido y realizado juntos?
• ¿Qué dificultades habéis experimentado?
• ¿Qué satisfacciones?
• ¿Qué hemos podido aprender?

Evaluar tu propia práctica

Como profesional, te proponemos evaluar tu propia práctica:

• ¿Cómo ha ido la sesión?
• ¿Cuáles han sido los puntos fuertes?
• ¿Los puntos débiles?
• ¿Qué se podría haber hecho mejor?
• ¿Nuevas ideas?
• [...]