Todas las cosas que nos rodean ocupan un lugar, un espacio. Nuestra mesa, nuestros libros, el estuche, un lápiz o incluso el aire que respiramos en la clase tienen masa y ocupan un espacio o volumen. Por eso, decimos que están formados de materia. En cambio, la luz y el sonido no son materia porque no tienen ni masa ni volumen, es decir no están compuestos de ninguna sustancia ni ocupan un espacio.

La materia es todo aquello que tiene masa y volumen y que ocupa un lugar en el espacio. La luz y el sonido no son materia.

¿QUÉ PROPIEDADES TIENE LA MATERIA?

La materia tiene dos tipos de propiedades: las propiedades generales y las propiedades específicas.

En este recurso nos vamos a centrar única y exclusivamente en las propiedades generales de la materia que son dos: la masa y el volumen. Vamos a repasarlas.

La masa es la cantidad de materia que tiene un cuerpo y se mide en kilogramos y para medir la masa utilizamos la balanza, como cuando vamos a la frutería y pesamos la fruta en la báscula, esta nos dirá su masa o cuando nosotros mismos vamos al médico y el doctor nos pesa.

El volumen es el espacio que ocupa un cuerpo y para medirlo se utilizan litros y para medirlo se utilizan recipientes graduados como probetas o vasos medidores. Para entender el volumen vamos a utilizar un ejemplo. ¿El aire sería materia? El aire es materia porque ocupa un lugar en un espacio como el que ocupa dentro de un globo. Si desinflamos el globo el aire ocupará un lugar en el espacio disuelto a nuestro alrededor.

¿CÓMO PODEMOS COMPARAR LA MASA Y EL VOLUMEN DE DOS CUERPOS?

En el mundo han existido y existen grandes matemáticos capaces de resolver problemas con fórmulas muy difíciles y complejas, que solamente personas con mucho ingenio e inteligencia pueden llegar a resolver. Arquímedes fue uno de ellos.

Este matemático nació en la Antigua Grecia en el año 287 antes de Cristo. Fue célebre por realizar grandes inventos pero su mayor descubrimiento quedó en la historia para siempre grabado con su nombre "el principio de Arquímedes". La historia de como alcanzó su gran descubrimiento no se sabe con certeza si fue verídica o parte de ella fue inventada pero se cree que el rey  Hierón II de la ciudad de Siracusa le entregó una misión muy importante. El rey encargó a un joyero que le fabricara una corona de oro para entregarla como ofrenda a los dioses. El joyero que era muy pícaro intentó colocar plata en el interior de la corona y ya sabemos que la plata y el oro no pesan lo mismo. Nadie supo demostrar que la corona era falsa. Arquímedes se dio cuenta de que cuando se sumergía en la bañera el agua rebosaba fuera de la misma. Pensó que esa podía ser la solución al problema. Entonces gritó: “¡Eureka! Que significa “lo encontré”.

Había conseguido resolver el problema e iba a poder demostrarle al Rey si estaba siendo engañado o no. Arquímedes pidió que sumergiera la corona dentro de un recipiente lleno de agua hasta el borde. La corona entró y el agua comenzó a salir y Arquímedes vio el agua que se había desplazado. Arquímedes sumergió una pieza de oro que pesaba lo mismo que la corona, pero la cantidad de agua que salió del recipiente era menor, por lo tanto, Arquímedes había desenmascarado al joyero ya que si la corona fuese de oro ambos recipientes habrían desalojado la misma cantidad de agua, es decir, el volumen sería el mismo.

Lo que sí que es cierto dentro de la posible leyenda es que este es el principio que formuló Arquímedes y nos sirve para comprobar que dos objetos tienen la misma cantidad de masa. Desde entonces la palabra ¡Eureka! ha llegado hasta nuestros días como forma de expresar la gran alegría que tenemos cuando encontramos la solución a un reto matemático.