En este fragmento de La zapatera prodigiosa, el Zapatero disfrazado de titiritero habla con la Zapatera que echa de menos a su marido. Es una situación curiosa porque la Zapatera no sabe que está hablando directamente con su marido. Leed este texto en parejas marcando con un gesto hacia el público el aparte del Zapatero.
ZAPATERO: (En el último trago) ¡Ay, qué envidia me da su marido!
ZAPATERA: ¿Por qué?
ZAPATERO: (Galante) ¡Porque se pudo casar con la mujer más preciosa de la tierra!
ZAPATERA: (Derretida) ¡Qué cosas tiene!
ZAPATERO: Y ahora casi me alegro de tenerme que marchar, porque usted sola, yo solo, usted tan guapa y yo con mi lengua en su sitio, me parece que se escaparía cierta insinuación...
ZAPATERA: (Reaccionando) ¡Por Dios, quite de ahí! ¿Qué se figura? Yo guardo mi corazón entero para el que está por esos mundos, para quien debo, ¡para mi marido!
ZAPATERO: (Contentísimo y tirando el sombrero al suelo) ¡Eso está pero que muy bien! ¡Así son las mujeres verdaderas, así!
ZAPATERA: (Un poco guasona y sorprendida) Me parece a mí que usted está un poco... (Se lleva el dedo a la sien.)
ZAPATERO: Lo que usted quiera. ¡Pero sepa y entienda que yo no estoy enamorado de nadie más que de mi mujer, mi esposa de legítimo matrimonio!
ZAPATERA: Y yo de mi marido y de nadie más que de mi marido. Cuántas veces lo he dicho para que lo oyeran hasta los sordos. (Con las manos cruzadas.) ¡Ay, qué zapaterillo de mi alma!
ZAPATERO: (Aparte) ¡Ay, qué zapaterita de mi corazón!
Federico García Lorca. La zapatera prodigiosa. Fuente: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.