Son distintos
Con esta tarea vamos a comprobar si es tan fácil identificar los rasgos de los subgéneros teatrales. Lee los textos, identifica a qué subgénero teatral pertenece y justifica por qué. ¿Es fácil distinguirlos?
Te pillé, Caperucita.
CERDO: ¡Ajá! De esta no te salvan ni san Félix Rodríguez de la Fuente ni san Francisco de Asís juntos…
LOBO: ¿A mí? ¿Pero qué he hecho yo ahora?
CERDO: ¡Cómo! ¿Y todavía me preguntas qué has hecho, asesino de tiernas y rosadas criaturas porcinas?
LOBO: ¿Yo? ¿Yo comiendo cerdo? ¡Estás listo! Ya me gustaría, ya… pero me lo prohíbe mi religión.
CAPERUCITA: (Incorporándose). Es verdad; el lobo es musulmán y no puede comer cerdo. Aquí hay una confusión. (Se levantan todos.)
CERDO: ¡No hay confusión que valga! Este es el que, soplando, derribó las casas de mis hermanos y se los zampó con kétchup y mostaza.
CAPERUCITA: ¿Este? ¿Soplando? ¡Pero si es asmático! […]
GATO: Además, este lobo es de otro cuento. Él se alimenta solo de abuelitas.
[…]
CERDO: […] Pero… pero… ¿de dónde viene ese olor? (Huele con frenesí y se dirige hacia el lobo y Caperucita que aún están unidos por la ristra de morcillas del principio.) ¡Sí, sí! ¡Es mi hermano! (Emocionado.)
TODOS: ¿Quééééé? ¿El lobo es tu hermano?
CERDO: ¡Nooooo! ¡Buhúuuuuuu! (Llora) Las morcillas… ¡Buhúúúúú, hip, hip…!
CAPERUCITA: ¿Cómo puedes estar tan seguro?
CERDO: Huelen a su perfume, una combinación de extracto de cáscara de patata, barro y boñiga de vaca que él mismo se fabricaba. (Vuelve a husmear.) Síííí, estoy segurísimo; es él… ¡Buhúuuuuuu!
Carles Cano. Te pillé, Caperucita. Editorial: Bruño.
Historia de una escalera.
FERNANDO: No. Te lo suplico. No te marches. Es preciso que me oigas… y que me creas. Ven. (La lleva al primer peldaño.) Como entonces.
(Con un ligero forcejeo la obliga a sentarse contra la pared y se sienta a su lado. Le quita la lechera y la deja junto a él. Le coge una mano.)
CARMINA: ¡Si nos ven!
FERNANDO: ¡Qué nos importa! Carmina, por favor, créeme. No puedo vivir sin ti. Estoy desesperado. Me ahoga la ordinariez que nos rodea. Necesito que me quieras y que me consueles. Si no me ayudas no podré salir adelante.
CARMINA: ¿Por qué no se lo pides a Elvira?
(Pausa. Él la mira, excitado, alegre.)
FERNANDO: ¡Me quieres! ¡Lo sabía! ¡Tenías que quererme! (Le levanta la cabeza. Ella sonríe involuntariamente.) ¡Carmina, mi Carmina!
(Va a besarla, pero ella le detiene.)
CARMINA: ¿Y Elvira?
FERNANDO: ¡La detesto! Quiere cazarme con su dinero. ¡No la puedo ver!
CARMINA: (Con una risita.) ¡Yo tampoco!
(Ríen felices.)
FERNANDO: Ahora tendría que preguntarte yo: ¿Y Urbano?
CARMINA: ¡Es un buen chico! ¡Estoy loca por él! (Fernando se enfurruña.) ¡Tonto!
FERNANDO: (Abrazándola por el talle.) Carmina, desde mañana voy a trabajar de firme por ti. Quiero salir de esta pobreza, de este sucio ambiente. Salir y sacarte a ti. Dejar para siempre los chismorreos, las broncas entre vecinos… Acabar con la angustia del dinero escaso, de los favores que abochornan como una bofetada, de los padres que nos abruman con su torpeza y su cariño servil, irracional…
CARMINA: (Reprensiva.) ¡Fernando!
FERNANDO: Sí. Acabar con todo esto. ¡Ayúdame tú! Escucha: voy a estudiar mucho, ¿sabes? Mucho. Primero me haré delineante. ¡Eso es fácil! En un año… Como para entonces ya ganaré bastante, estudiaré para aparejador. Tres años. Dentro de cuatro años seré un aparejador solicitado por todos los arquitectos. Ganaré mucho dinero. Por entonces tú serás ya mi mujercita, y viviremos en otro barrio, en un pisito limpio y tranquilo. Yo seguiré estudiando. ¿Quién sabe? Puede que entonces me haga ingeniero. Y como una cosa no es incompatible con la otra, publicaré un libro de poesías, un libro que tendrá mucho éxito…
CARMINA: (Que le ha escuchado extasiada.) ¡Qué felices seremos!
FERNANDO: ¡Carmina!
(Se inclina para besarla y da un golpe con el pie a la lechera, que se derrama estrepitosamente. Temblorosos, se levantan los dos y miran, asombrados, la gran mancha en el suelo.)
Antonio Buero Vallejo. Historia de una escalera. Editorial: Austral.
Don Juan Tenorio.
DON JUAN
¿Conque hay otra vida más
y otro mundo que el de aquí?
¿Conque es verdad, ¡ay de mí!,
lo que no creí jamás?
¡Fatal verdad que me hiela
la sangre en el corazón!
¡Verdad que mi perdición
solamente me revela!
¿Y ese reloj?
ESTATUA
Es la medida
de tu tiempo.
DON JUAN
¿Expira ya?
ESTATUA
Sí; en cada grano se va
un instante de tu vida.
DON JUAN
¿Y esos me quedan no más?
ESTATUA
Sí.
DON JUAN
¡Injusto Dios! Tu poder
me haces ahora conocer,
cuando tiempo no me das
de arrepentirme.
ESTATUA
Don Juan,
un punto de contrición
da a un alma la salvación,
y ese punto aún te le dan.
DON JUAN
¡Imposible! ¡En un momento
borrar treinta años malditos
de crímenes y delitos!
ESTATUA
Aprovéchale con tiento,
(Tocan a muerto.)
porque el plazo va a expirar,
y las campanas doblando
por ti están, y están cavando
la fosa en que te han de echar.
(Se oye a lo lejos el oficio de difuntos.)
DON JUAN
¿Conque por mí doblan?
ESTATUA
Sí.
DON JUAN
¿Y esos cantos funerales?
ESTATUA
Los salmos penitenciales
que están cantando por ti.
(Se ve pasar por la izquierda luz de hachones, y rezan dentro.)
DON JUAN
¿Y aquel entierro que pasa?
ESTATUA
Es el tuyo.
DON JUAN
¡Muerto yo!
ESTATUA
El capitán te mató
a la puerta de tu casa.
José Zorrilla. Don Juan Tenorio. Fuente: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
Te pillé, Caperucita consigue sacar las sonrisas con estos personajes de cuento tan disparatados; por lo tanto, es una comedia.
Este fragmento de Historia de una escalera, se repite al final de la obra: aunque han pasado treinta años, los personajes siguen teniendo los mismos sueños y las mismas preocupaciones. Estos personajes con quimeras se parecen mucho a nosotros y, aunque en la obra hay elementos cómicos, el conflicto se construye preguntándonos por el sentido de la vida. Un auténtico drama.
¿Cómo no reconocer a este personaje que no puede escapar de su destino? Don Juan Tenorio es una tragedia en la que el protagonista sufrirá los caprichos del destino por culpa de su amor a Doña Inés.