Abrimos la secuencia con una propuesta de revisión de un texto en el aula con el propósito de que, convertidos los estudiantes en correctores de estilo, reparen en que los errores posibles de un texto van más allá de lo relativo a la corrección ortográfica y gramatical. Se les puede explicar que numerosas editoriales y medios de comunicación cuentan en su plantilla con una persona responsable de leer los originales que llegan y corregir sus errores y erratas, argumentando ante el autor o autora por qué se propone cada cambio.
El texto que ofrecemos para esta sesión inicial contiene once errores de diferente naturaleza en los que los estudiantes habrán de reparar: hay en él errores ortográficos (un «hallan» por «hayan» y un acento que falta), de puntuación (una coma entre sujeto y predicado), de concordancia (entre un sujeto plural y un verbo en singular) y un uso incorrecto de una preposición («pensar de que» por «pensar que»).
Pero, junto a estos errores fácilmente detectables por el alumnado, y en los que normalmente se concentra la revisión y corrección de las propias producciones, hemos incorporado otros errores que afectan a la coherencia, con un párrafo fuera de su sitio («En conclusión...»), la adecuación, con un coloquialismo que rompe el registro formal del texto («chungos»), o la cohesión, con varios errores relativos tanto a:
- Los conectores: un innecesario «por otra parte», «no obstante» por «es decir», y «encima» por «mientras que».
- Los mecanismos de referencia interna: repeticiones innecesarias («el concepto de raza humana»), dos pronombres demostrativos que no recuperan el antecedente adecuado (se intercambian los usos de «estos» y «aquellos»).
El sentido de la actividad no está tanto en localizar todos los errores cuanto en alertar el «radar lingüístico» de los estudiantes para ponerlos en condiciones de identificar aquello que «chirría» en un texto, diagnosticar con la mayor precisión posible la naturaleza del problema, proponer una solución y argumentarlo con el metalenguaje con el que inicialmente cuenten. El objetivo es que al término de la sesión cobren conciencia de que son muchos y diferentes los aspectos lingüísticos implicados en la revisión de un texto, así como de la importancia que los elementos de cohesión tienen en la textura del mismo, antes de anunciarles que este preciso aspecto es el que centrará el resto de la secuencia.
Naturalmente, al hilo de la puesta en común, pueden salir otras cuestiones lingüísticas no previstas en la actividad. Lejos de descartarlas, constituyen una magnífica oportunidad para hablar sobre la lengua con los estudiantes y para profundizar en la complejidad y en la riqueza de la tarea de revisión de textos.
Reproducimos la actividad tal y como puede ser presentada en el aula, subrayando la importancia que en toda la situación de aprendizaje tiene la conversación en el aula, suscitada y orientada por el docente, que procurará hacer emerger el conocimiento con que cuentan los estudiantes para ir llevándolos paulatinamente un poco mas lejos en su reflexión sobre la lengua con la provisión del metalenguaje adecuado.