Resolución de los casos prácticos

Los resultados de laboratorio muestran valores de FSH (hormona foliculoestimulante) y de estradiol correspondientes a una mujer en la menopausia, momento en el que la actividad ovárica cesa y no se liberan óvulos. La sintomatología descrita corresponde a las señales y síntomas de la menopausia, pero, al tratarse de una mujer de menos de 40 años, se trata de una menopausia prematura.

Se deberían realizar otras pruebas para concretar cuál es la causa.

Los resultados de laboratorio muestran déficit de vitamina B12, vitamina que está relacionada con la formación de eritrocitos, pero también afecta al funcionamiento del sistema nervioso. El daño neurológico provocado por la falta de vitamina B12 puede explicar el hormigueo de las extremidades.

 La vitamina B12 se encuentra en alimentos de origen animal, por lo que la dieta vegana parece ser la causante de este déficit.

Se recomienda un suplemento de vitamina B12 si se continúa con la dieta vegana. Habría que valorar la posibilidad de algún problema de absorción al haber trastornos intestinales.

Los resultados de laboratorio muestran valores de la hormona FSH (hormona foliculoestimulante) correspondientes a la pubertad, pero, al tratase de una niña de 7 años de edad, estaríamos ante una pubertad precoz. El desarrollo de caracteres sexuales secundarios, forma y tamaño del cuerpo parece confirmar esta pubertad precoz.

Al madurar los huesos más rápido de lo normal, se corre el riesgo de detener el crecimiento antes de tiempo; por eso es importante determinar la edad ósea a través de la radiografía de la mano.

Debe seguir un control por parte de su endocrino, quien le puede aconsejar un tratamiento para retrasar la pubertad, después de analizar la edad ósea de la paciente.

 Se recomienda cuidar la alimentación en esta etapa del desarrollo y valorar la necesidad de un asesoramiento psicológico si le cuesta afrontar los cambios.

Los resultados de laboratorio muestran valores por encima de la media en urea y creatinina, y estos valores elevados pueden estar relacionados con un fallo renal, es decir, un funcionamiento incorrecto de los riñones que afectan a su capacidad de filtración. Una de las causas de este daño puede ser la hipertensión arterial que padece el paciente. También se detectan valores elevados de potasio en sangre. Si los riñones no funcionan bien, pueden no estar eliminando el exceso de potasio a través de la orina.

El paciente refiere tomar dos dosis de ibuprofeno al día, que es uno de los medicamentos que se deben evitar ante un fallo renal. De hecho, el consumo de estos analgésicos, junto con la hipertensión, puede ser la causa del fallo renal.

Evitar el consumo de ibuprofeno y naproxeno.

Controlar la tensión arterial, cuidando la alimentación, especialmente reduciendo la sal de las comidas, que causa retención de líquidos y aumenta la tensión arterial. Evitar el exceso de peso, practicar ejercicio físico, no fumar y no consumir alcohol.

Mantener control médico periódico para realizar un seguimiento de la evolución del posible fallo renal y de la hipertensión.

Los resultados de laboratorio muestran valores por debajo de los valores normales en toda la serie roja (eritrocitos, hemoglobina, VCM y HCH), que son indicadores de anemia. Los eritrocitos transportan oxígeno desde los pulmones al resto del cuerpo y, cuando una persona sufre anemia, las células de su cuerpo no reciben oxígeno suficiente. Los síntomas de la paciente coinciden con este diagnóstico.

Tanto la dieta restrictiva como el sangrado menstrual muy abundante pueden ser las causas de los niveles bajos de eritrocitos y hemoglobina.

Ingesta oral de hierro y cambiar la dieta, introduciendo en ella alimentos ricos en hierro como legumbres, verduras o carnes.

Se recomienda visitar al ginecólogo para valorar los posibles trastornos responsables de un sangrado muy abundante durante la menstruación.

Los resultados de laboratorio muestran valores bajos tanto de vitamina D como de calcio. La vitamina D es esencial para que se pueda absorber el calcio, uno de los principales componentes de los huesos, y la carencia de esta puede derivar en una pérdida de densidad ósea favoreciendo problemas como la osteoporosis y fracturas óseas, problemas muy comunes en mujeres a partir de la menopausia.

Se recomienda una dieta rica en vitamina D y calcio, incrementando la ingesta de pescados grasos como el salmón, el atún y la caballa, además de productos lácteos.

Se recomienda, a su vez, realizar ejercicio físico y, siempre que se pueda, actividades al aire libre para aumentar las horas de exposición a la luz solar, aunque hay que tener cuidado frente a la radiación UV y las posibles caídas.

Los resultados de laboratorio muestran valores bajos de leucocitos y, por tanto, una leucopenia. Los leucocitos o glóbulos blancos son las células sanguíneas que ayudan a luchar contra las infecciones y, cuando el sistema inmune está debilitado, las infecciones pueden ser recurrentes.

Como se forman en la médula ósea, podría apuntar a alguna enfermedad como cáncer o VIH.

Dependerá de la causa de la leucopenia, pero mientras se determina habrá que intentar evitar, en la medida de lo posible, el contacto con agentes patógenos utilizando mascarillas, guantes y desinfectando adecuadamente el ambiente. Si fuera necesario, administrar antibióticos.

Los resultados de laboratorio muestran valores elevados de colesterol asociado a las LDL (lipoproteínas de baja densidad). Niveles altos de este tipo conllevan la acumulación de colesterol en las arterias. También aparecen niveles elevados de triglicéridos (grasas) que contribuyen al endurecimiento y engrosamiento de la pared de las arterias.

Los niveles elevados, tanto de colesterol LDL como de triglicéridos, han podido ser los causantes del infarto de miocardio sufrido por el paciente. La obesidad puede indicar una mala alimentación y es un factor de riesgo, ya que tiende a aumentar los niveles del colesterol asociado a las LDL y reducir los niveles de colesterol asociado a las HDL (lipoproteínas de alta densidad), el llamado «colesterol bueno».

El paciente debe cambiar su dieta, disminuyendo el contenido de grasa de los alimentos ingeridos, sobre todo las grasas saturadas, y aumentar la ingesta de alimentos ricos en fibra. Se recomienda la dieta mediterránea, rica en verduras, legumbres, fruta, pescado y aceite de oliva, y baja ingesta de lácteos y azúcares simples. 

Es importante la realización de ejercicio físico moderado y evitar el consumo de tabaco.

Los resultados de laboratorio muestran valores bajos de plaquetas y volumen plaquetar medio (MPV), lo que se conoce como trombocitopenia. Las plaquetas son fragmentos celulares que se agrupan para detener el sangrado después de un corte o una lesión, evitando así hemorragias.

Estos niveles bajos de plaquetas pueden deberse a problemas en la médula ósea o el sistema inmunitario y también pueden ser un efecto secundario de la toma de ciertos medicamentos, así que habría que preguntar al paciente si consume algún medicamento.

El color tanto de la orina como de las heces puede indicar que se está produciendo un sangrado en algún punto del tracto gastrointestinal o a través del aparato urinario.

Extremar el control de la ingesta de medicamentos, sobre todo los que afectan a la coagulación de la sangre, antiinflamatorios o aspirina. Evitar todo tipo de lesiones.

Tomar una ingesta suficiente de fibra para evitar las heces duras.

Los resultados de laboratorio muestran niveles elevados de glucosa en sangre, hiperglucemia, que pueden corresponderse a una diabetes. En las personas no diabéticas la hormona insulina que sintetiza el páncreas permite que la glucosa acceda a la célula para poder obtener energía a partir de ella, pero en las personas con diabetes esta glucosa se acumula en sangre.

La necesidad frecuente de orinar, la sed excesiva, la sensación de hambre y pérdida de peso refuerzan el diagnóstico de diabetes. La diabetes puede ser de tipo 1, cuando está causada por un déficit de insulina, ya que el páncreas no la produce, o tratarse de una diabetes tipo 2 o no insulinodependiente. Como la diabetes tipo 2 está más relacionada con estilos de vida poco saludables, sobrepeso u obesidad y es más común que aparezca en personas más mayores, podría encajar mejor el diagnóstico de diabetes tipo 1.

El tratamiento consiste en insulinoterapia, inyecciones de insulina, que la paciente deberá recibir toda la vida. Existen aparatos que permiten la monitorización continua de la glucosa y bombas de insulina que proporcionan una administración subcutánea regular de insulina.

Es importante seguir una dieta que permita controlar los niveles de glucosa en sangre, evitando azúcares refinados incluidos en el pan blanco y dulces. Actividad física aeróbica de manera regular, ya que la actividad física reduce los niveles de glucosa en sangre.