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Agudizando los oídos

La antropología en la filosofía contemporánea

Por último, nos acercaremos a las principales teorías antropológicas que se han defendido desde el Siglo XIX, en concreto, conoceremos las propuestas de Marx, Freud y el materialismo eliminativo. Deberemos estar muy atentos pues nuestro último entrenamiento de resistencia requerirá que hayamos comprendido todo muy bien y seamos capaces de aplicar lo aprendido a nuestro día a día. 

Injusticia
Freepik. Injusticia (CC BY-SA)

MARX

Marx defiende un HUMANISMO ACTIVO que exige una lucha teórica y práctica por implantar en todas las sociedades un nuevo tipo de ser humano: Autónomo, libre y liberado de ideologías y alienaciones.

En su opinión, no se puede entender al ser humano sin tener en cuenta su momento histórico y su relación con la naturaleza en el proceso productivo.

Para Marx, el ser humano es una especie animal como las demás, aunque dotada de una extraordinaria capacidad: la posibilidad de transformar la naturaleza mediante el trabajo. El ser humano se realiza como tal mediante el trabajo, mediante la actividad que consiste en la transformación de la naturaleza y, consecuentemente, de sí mismo.

Esta consideración del hombre como ser activo lleva a Marx a analizar la historia y, al hacerlo, se encuentra con una organización económica determinada, el capitalismo, que, de hecho, provoca que el trabajo no sirva para realizar a los seres humanos sino que los desrealiza, los niega, los extraña, en una palabra, los aliena.

Pero ¿qué es exactamente la alienación y cómo se produce esta? 

En todo proceso de alienación hay algo de la persona que se aliena, que se enajena, que se pierde y pasa a pertenecer a otro. Perdemos parte de nuestra esencia y dejamos de ser un ser humano libre, igual a los otros. 

Marx tratará de desenmascarar las situaciones que han provocado la alienación. Lo que observa es una sociedad enferma y deshumanizada. Esta sociedad no es otra que la que le ha tocado vivir, la sociedad capitalista. 

La alienación económica o del trabajo es la alienación fundamental y base de todas las demás, ya que ella va a producir directamente la existencia de distintas clases sociales.

Con el siguiente vídeo lo entenderemos perfectamente: 

Lourdes Cardenal. Marx alienación

Dentro de esta alienación podemos distinguir tres modos distintos:

CON RELACIÓN AL PRODUCTO DEL TRABAJO

Lo que el trabajador pierde en este tipo de alienación es el producto de su trabajo, ya que éste, tras ser realizado no le pertenece, pertenece al empresario que ha comprado la fuerza de trabajo del obrero. Según Marx, el empresario paga al obrero menos de lo que vale lo que éste produce, por lo tanto, el empresario obtendrá una plusvalía económica que el obrero pierde.

El concepto de plusvalía es en el capitalismo una de las principales barreras para la igualdad y la principal fuente de explotación del obrero. La Plusvalía es el beneficio que obtiene el capitalista con la venta de los bienes producidos por el trabajador.

Además de lo que el obrero pierde al ceder el producto de su trabajo, ese mismo trabajo alienado y transformado en capital, se convierte en instrumento de su propia alienación, ya que la acumulación de ese capital en manos del amo es lo que produce, mantiene e incrementa el propio sistema capitalista que lo aliena. El hombre pasa a ser esclavo de su propio producto, en vez de su dueño. Su trabajo, lejos de convertirse en instrumento de mejora y de felicidad, se convierte en instrumento de esclavitud e infelicidad.

CON RELACIÓN A LA ACTIVIDAD DE TRABAJAR

Para Marx el trabajo no es una maldición para el hombre. Según Marx, el hombre no tiene una esencia definida, por naturaleza no es nada, sino que su modo de ser, lo que él terminará por ser, es algo que se va construyendo por el propio ser humano, desde su propia vitalidad creadora, a través del trabajo. El trabajo, por tanto, significa para el hombre el modo en que éste puede autorrealizarse y constituirse como hombre.

No obstante, el trabajo se produce en una sociedad y en unas condiciones históricas concretas. Y si esas condiciones en las que se da no son las óptimas, el trabajo puede pervertirse y, lejos de ser el instrumento para la autorrealización del hombre se convierte en un medio de alienación y explotación.

El trabajo en el sistema capitalista es un instrumento de la alienación del hombre. La principal crítica de Marx al capitalismo no es la injusticia en la distribución de las riquezas, es la perversión del trabajo convertido en trabajo forzado.

En el sistema capitalista de producción el hombre se convierte en una mercancía más, se cosifica. Él es ahora una fuerza de trabajo que se vende al empresario. El obrero existe para el proceso de producción y no el proceso de producción para el obrero.

CON RELACIÓN A LOS DEMÁS HOMBRES

El trabajo alienado, al producir una desigualdad respecto a la posesión del producto del trabajo, tiene como efecto hacer aparecer las distintas clases sociales. Lo que se aliena es la autopercepción del ser humano como perteneciente al mismo grupo, el hecho de que no se dispongan de las mismas riquezas hace que éste se vea a sí mismo como perteneciente a un grupo social especial, que es el formado por el distinto reparto de la riqueza. Así, con relación a los demás hombres, el ser humano se escinde en dos clases fundamentales, la de los proletarios y la de los burgueses. Los intereses quedan diferenciados y el enfrentamiento sólo es su consecuencia.

En definitiva: la alienación propia del capitalismo implica que el ser humano es una pieza más del sistema productivo: aquello que debería realizar al ser humano, cuya esencia es el trabajo, la actividad, es precisamente lo que termina esclavizándolo. Al participar en el capitalismo en tanto que fuerza productiva, el trabajador se niega a sí mismo, ya que se convierte en una máquina más, en parte de la gran maquinaria productiva que es el capitalismo. (COSIFICACIÓN).

 La alienación económica promueve otras for­mas de alienación, como son la alienación social, la alienación políti­ca, la religiosa y la filosófica. 

La alienación en Marx
Lourdes Cardenal/ Canva. El ser humano en Marx (CC BY-SA)

FREUD

Sigmund Freud fue el creador del psicoanálisis y el descubridor del inconsciente. 

Hasta el momento, cuando se hablaba del ser humano se veía a este como un ser dotado de razón, con pensamientos e ideas. Aquello que estaba en la consciencia, lo que pensamos y somos conscientes de que pensamos, era lo que caracterizaba al ser humano frente a otros seres o animales, la conciencia nos definía. Pero Freud descubrió que los pensamientos que tenemos en la conciencia son solo una pequeña parte de nuestra vida mental interior. Existen un gran número de deseos y recuerdos (algunos de ellos traumáticos) que no afloran a la conciencia pero que, desde nuestro interior y de manera inconsciente, nos hacen actuar del modo como lo hacemos. El ser humano es por tanto tan racional como se creía hasta el momento. 

Es como si el ser humano fuera un iceberg. Sólo conocemos la punta de este, los pensamientos que tenemos en la conciencia, pero hay muchos recuerdos que están en el interior y que actúan sobre nuestras elecciones y actos sin que nos demos cuenta de ello. 

Tenemos que distinguir entre aquellos recuerdos y pensamientos que tenemos en el momento actual en nuestra mente (son los que están en la conciencia), aquellos que, aunque no estén en este momento los podemos traer a la memoria con facilidad (están en el preconsciente) y otros recuerdos y deseos que, aunque queremos llevar a la conciencia están demasiado escondidos pues podrían hacernos daños, los reprimimos y no somos conscientes de que están allí, aunque lo están y nos hacen actuar de cierta manera sin que sepamos porqué, son los recuerdos que están en el inconsciente. 

El ser humano en Freud 1
Lourdes Cardenal/ Canva. El ser humano en Freud 1 (CC BY-SA)

Además de descubrir el inconsciente, Freud analizó al ser humano y consideró que la formación de la persona, de quienes somos, tiene varias fases y reúne varias fuerzas.

El "Ello"

En primer lugar, estamos formados por lo que se conoce como el "Ello". El "ello" sería nuestro yo primigeneo, es puro deseo, pura pulsión, puro egoísmo que busca satisfacer sus instintos y obtener placer.

El "yo"

Con el paso del tiempo se va formando el "yo". Aprendemos a dominar nuestros deseos para poder vivir en sociedad y con los demás. El "yo" frena al "ello" y usa la razón para alcanzar sus fines, en lugar de seguir solo los deseos egoístas que buscan el placer inmediato.

El "Superyó"

Además del "Yo" y el "Ello" tenemos una tercera instancia en nuestro ser, el "Superyó". Esta parte de nuestro ser es producto de interiorizar ideales y modelos. Desde pequeños nos enseñan cómo deberíamos ser y vemos a nuestros padres como personas perfectas, las idealizamos. La interiorización de esos ideales forman una especie de conciencia moral que nos va marcando si hemos actuando mal. Al crecer, no es necesario que nos digan cuándo nos hemos equivocado, al haber asumido dentro de nosotros los modelos de conducta aprendidos en la niñez estos hacen de jueces de nuestros actos, de padres interiores que nos riñen y nos hacen sentirnos mal y culpables cuando lo que hemos hecho no se adecua a lo que nos enseñaron que debíamos hacer. El "superyó" puede ser una fuerza castigadora, cruel y sancionadora. Para evitar que nos haga sufrir demasiado tenemos al "yo", que con su razón y papel de mediador entre nuestros deseos y la realidad no sólo frena al "ello" sino también al "superyó" cuando éste se excede en su afán castigador y de búsqueda de la perfección.

El ser humano en Freud 2
Lourdes Cardenal/ Canva. El ser humano en Freud 2 (CC BY-SA)

MATERIALISMO ELIMINATIVO

Ya en el siglo XX, autores y autoras como Churchland han defendido una posición monista y reduccionista del ser humano. Las creencias, las ideas, los pensamientos, la conciencia... todo esto no son sino ficciones, no son realidades sino que se pueden explicar atendiendo únicamente a elementos naturales como las leyes de la física o la química. Los pensamientos, una vez tengamos claro cómo funcionan las neuronas y sus conexiones, dejarán de verse como realidades abstractas y pasarán a comprenderse como entidades compuestas por átomos y energía. Todo puede reducirse a esto, incluido el ser humano. 

En el siguiente vídeo conoceremos las bases del materialismo eliminativo (podemos poner los subtítulos en español):

Eduardo Zugasti. Patricia Churchland sobre neurofilosofía

Agudizando los oídos

Duración:
45 minutos
Agrupamiento:
Equipos de 4 a 6 alumnos

En nuestro último entrenamiento vamos a relacionar lo aprendido sobre la visión del ser humano de Marx con la actualidad, en concreto, con la educación actual y las condiciones de trabajo características de nuestra sociedad. 

Para ello escucharemos el siguiente audio y después, utilizando la técnica de bolígrafos al centro, responderemos a las siguientes preguntas: 

Actividad de reflexión
Lourdes Cardenal/ Canva. Actividad de reflexión (CC BY-SA)

Tras dialogar con nuestros compañeros escribiremos cada uno, de manera individual, nuestra propia reflexión. ¡Qué suerte que antes habremos tenido un rato de reflexión con nuestro equipo para tener más ideas!

Diario de metacognición

Esta era la última prueba de nuestro entrenamiento. Deja anotado en tu cuaderno de metacognición todo aquello que hayas aprendido gracias a la actividad ¡y no olvides echarle un vistazo a la escalera de metacognición para guiar tu pensamiento!