El fin de un Imperio.
El imperio romano empieza a debilitarse en el S.III, debido a una gran crisis interna. Controlar un imperio tan extenso resulta una tarea difícil.
Por un lado, tienen que hacer frente a sus problemas internos, levantamientos del pueblo por causas económicas o religiosas; y por otro tienen que proteger sus fronteras de los ataques de otros pueblos, conocidos como bárbaros, que poco a poco van ganando terreno. Diocleciano, uno de sus emperadores, decide fraccionar el imperio para facilitar su gobierno, primero en dos partes y después en cuatro, a esta división la conocemos como tetrarquía. Hispania también se ve afectada y queda dividida en 5 provincias.
Estas divisiones provocan más enfrentamientos por el poder. Finalmente, tras la muerte del emperador Teodosio en el año 395, el imperio romano queda dividido en dos, una parte para cada uno de sus hijos. La oriental con capital en Constantinopla y la occidental en Roma.
En el año 476 d.C. el último césar Rómulo Augusto fue depuesto, dando lugar al fin del Imperio. Para entonces, pueblos procedentes del norte y este de Europa ya habían invadido la península. Estos pueblos son conocidos como pueblos germanos o bárbaros.
Comienza así la Edad Media, que comprende desde la Caída del Imperio romano, en el año 476 d.C., hasta el descubrimiento de América en 1492.