El reino visigodo
A principios del s.VI, tras derrotar a los pueblos bárbaros y al desaparecer el Imperio Romano, los visigodos se establecieron en la mayor parte de la península.
El reino visigodo estableció su capital en Toledo. Los visigodos no ejercían el control absoluto de la península, convivían con el Reino Suevo, establecido en la Gallaecia y Tarroconensis, con vascones, cántabros y astures que no aceptaban el gobierno visigodo; y con los bizantinos, procedentes del Imperio Romano de oriente, en parte de la antigua Bética y Cartaginense.
La forma de gobierno de los visigodos era la monarquía. El rey era elegido por los nobles, y debía cumplir algunos requisitos, como ser godo. Esta monarquía no lograba ser estable debido a las frecuentes luchas de poder, y dio lugar a una larga lista de reyes godos que gobernaron durante este periodo.
Los visigodos controlaban a los habitantes romanos, que convivían con los godos, pero no compartían las mismas leyes, ni la misma religión. Los godos eran arrianos, y los hispanorromanos eran cristianos católicos.
La máxima extensión del reino visigodo en la península llegó con el rey Leovigildo (568 - 586), invadió el pueblo suevo, sometió a astures y cántabros y cercó a los pueblos bizantinos. Este rey deseó unificar a su pueblo, modificando algunas leyes, permitió que se casasen hispanorromanos con godos, también pretendió que los romanos se convirtieran al arrianismo, pero éstos se negaron a aceptar su doctrina.
Sin embargo, su hijo Hermenegildo, se convirtió al catolicismo y se alzó contra su padre, apoyado por una parte de la sociedad. Finalmente fue derrotado por su padre y renunció al trono, para intentar salvar su vida. Sin éxito, puesto que fue asesinado.
Al morir Leovigildo, Recaredo, su sucesor, toma el gobierno, igual que su hermano se convirtió al catolicismo, y en el año 589 d.C, suprimió la religión arriana en el Tercer Concilio de Toledo. Este hecho concedió mayor unidad al reino.
Sin embargo, a pesar de intentar cohesionar a la población con una religión y unas leyes comunes, las guerras civiles fueron frecuentes, la mayoría provocadas por el carácter electivo de la monarquía.
Finalmente, en el año 711 d.C., los musulmanes invadieron la península, y derrotaron al último rey visigodo Don Rodrigo.