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La combinación perfecta

El trabajo ya hecho: los elementos compositivos cultos

Dos personas conversando de pie en un parque
Flickr / Susana Mulé. Conversación entre dos personas (CC BY-NC-ND)

Antes de pasar a las palabras compuestas y parasintéticas, debemos detenernos en los elementos compositivos cultos, a los cuales muchos gramáticos denominan elementos compositivos prefijos y elementos compositivos sufijos, ya que se comportan casi siempre como los morfemas derivativos que acabamos de estudiar.

Estos elementos provienen directamente del latín y el griego, sin apenas haber sufrido cambios desde su introducción en la lengua castellana. Son, así, lexemas latinos y griegos, que tienen su carga de significado completamente plena y diferenciada. Los aprovechamos para formar palabras compuestas cultas pero también como prefijos y sufijos de la manera habitual. Por ejemplo: "biomasa", "antropocéntrico", "neoconservador" o "hipermerado". En estos términos tendríamos, por el mismo orden, materia biológica, gracias a "bio-"; importancia del ser humano, mediante "antropo-"; nuevo conservador, mediante "neo-"; o mercado grande, gracias a "hiper-".

En el caso de sufijos, la presencia de "-cida" y "-cracia" en "herbicida" o "deomcracia" nos permitirá pensar en un producto que mata las hierbas o en el gobierno del pueblo.

Muchos de estos elementos compositivos cultos pueden aparecer antepuestos como un prefijo o pospuestos como un sufijo, como sucede con "fono" en "fonograma" y "teléfono".

Quién sabe, quizás en un futuro lejano algunos de los lexemas del castellano sean utilizados en una lengua que los empleará como elementos móviles, derivativos, que junto a sus propios lexemas, constituirán nuevas palabras.

La composición: combinaciones

Además de los procesos de derivación, contamos en nuestro arsenal con la posibilidad de unir dos o más lexemas en una misma palabra. El resultado será una palabra compuesta, formada por dos o más bases léxicas, mediante un proceso de composición.

En primer lugar, tenemos la composición de dos o más palabras directamente, como en "puntapié" o "guardabosques". En el primer caso, vemos que gana una tilde porque "pie" deja de ser monosílabo, de modo que podemos encontrar alguna variación gráfica.

En segundo lugar, tenemos variaciones gráficas considerables, como sucede al juntar "pelo" y "rojo", dando como resultado "pelirrojo", que está obligada a duplicar la erre y a cambiar la marca de palabra de "pelo",

Por último, tenemos palabras que se escribirán con un guion entre ellas, como sucede con "teórico-práctico" o "anglo-germánico". Debemos recordar que las palabras compuestas únicamente forman el plural al final de palabra.

Entre las posibilidades de creación de palabras compuestas se encuentra la utilización de varias categorías gramaticales. Indicamos algunos ejemplos:

  • Verbo más sustantivo: "montacargas", "abrelatas".
  • Adjetivo más adjetivo: "verdiblanco", "agridulce".
  • Verbo más verbo: "duermevela", "hazmerreír".
  • Sustantivo más sustantivo: "telaraña", "coliflor".
Dos señoras sentadas conversando a contraluz
Flickr / Franta. Conversación entre dos mujeres (CC BY-NC)
 

Palabras parasintéticas: utilizamos prefijos y sufijos

Se puede considerar que existen dos tipos de parasíntesis:

  • En uno de ellos, juntamos dos o más raíces con un sufijo y formamos una única palabra. Ejemplos: "veinteañero" (veinte+años+ero), "paracaidísta" (para+caída+-ista).
  • Mediante el segundo procedimiento añadimos un prefijo y un sufijo a una misma raíz a la vez. Por ejemplo, en "desplumar" podemos ver cómo a la raíz "plum-" añadimos el prefijo "des-" para indicar que quitamos o restamos algo, y el sufijo "-ar" que nos indica acción y que forma un verbo en infinitivo. Podemos comprobar cómo la palabra parasintética no significa nada si retiramos únicamente el prefijo o el sufijo. No existe en el diccionario ni "desplum" ni "plumar". Se necesitan recíprocamente dentro de la palabra parasintética.
Dos niños leyendo de pie en un bosque
Pixabay/ Sasint. Niños leyendo (Pixabay License)

Separamos e identificamos

Duración:
10 minutos
Agrupamiento:
Individual

En esta actividad, los alumnos deben segmentar las siguientes palabras en prefijos, raíces, sufijos e infijos. Además, deben indicar si las palabras son derivadas, compuestas o parasintéticas:

Antropocentrismo, solecito, ajardinado, carnívoro, maldecir, bicolor, emborronar, bocacalle, agricultura.

Piezas de puzle en tres dimensiones conectando entre ellas
Pixabay / PIRO4D. Piezas de puzle (Pixabay License)

Combinamos alocadamente

Duración:
10 minutos
Agrupamiento:
2 personas

Para esta actividad, los alumnos se agruparán por parejas.

Cada pareja dispondrá del Diccionario de la lengua española, de la RAE, o del Diccionario del uso del español, de María Moliner.

Los parejas tendrán cinco minutos para buscar palabras que no sean compuestas ni parasintéticas y que puedan combinar para formar palabras compuestas. Estos no serán términos que existan en el diccionario pero que bien podrían estar. Por ejemplo, una pareja puede encontrar los sustantivos "libro" y "nube" e idear "nubelibro". Si lo hacen, deben escribir una definición al estilo de las del diccionario que estén usando, pudiendo ser puramente metafóricas. Así, "nubelibro" bien podría ser una novela con la que nos ensimismamos tanto que perdemos la noción del tiempo durante su lectura.

Aunque no es una actividad de competición, el profesor designará, contando con la opinión de los alumnos, qué pareja ha ideado más términos y de mayor calidad e imaginación.

Estatua callejera de acero de niña tumbada leyendo
Flickr / Xavier Caballe. Estatua de niña lectora (CC BY-SA)

El puzle de la lengua

Duración:
15 minutos
Agrupamiento:
4 personas

Para esta actividad los alumnos se agrupan de cuatro en cuatro.

Cada uno de los grupos escribe varias palabras parasintéticas y también palabras formadas por raíces y elementos compositivos cultos. Después, se escriben en la pizarra las palabras de cada grupo para crear un archivo de palabras con el que trabajarán todos los alumnos.

Cada grupo debe ir descomponiendo las palabras para formar otras nuevas, pero utilizando los prefijos, sufijos, raíces y elementos compositivos cultos que contienen esas palabras que tenemos en la pizarra. Tienen la posibilidad de crear palabras nuevas que no existen en el diccionario, siempre que las definan y puedan defender como palabras que podrían tener utilidad en nuestro lenguaje. La imaginación, creatividad y la cantidad de términos que sí están en el diccionario que haya generado cada grupo serán determinantes para que el profesor decida cuál es el grupo ganador.

Por ejemplo, el archivo ha quedado formado por 20 palabras de entre las cuales constan "relojero", "hidromiel", "empanar" y "lunático". Los alumnos podrían crear la palabra "hidroluna", explicando que se podrían llamar así a algunas lunas lejanas en el espacio, azules al microscopio, por su semejanza con el agua. Sin embargo, también se podría formar una palabra ya existente en el diccionario, como "panadero".

Amplia clase vacía con mesas juntas
Pixabay / Weisanjiang. Clase vacía (Pixabay License)