Variedad y enriquecimiento
Para entender los extranjerismos, debemos conocer primero el concepto de préstamo lingüístico. Las lenguas están en contacto constante, es decir, ejercen influencia unas sobre otras de manera fluida y recíproca con el paso del tiempo. Es fácil comprender por qué sucede esto: los hablantes de distintas lenguas se relacionan entre sí mediante la cultura, los negocios y la comunicación a todos los niveles.
Podríamos desgranar muchos fenómenos asociados a este intercambio constante, pero, sin duda, uno de los más interesantes es la adopción de términos por parte de una lengua provenientes de otra. Estas palabras son los llamados préstamos lingüísticos. Son inevitables en el desarrollo de las lenguas y proporcionan una riqueza adicional, e incluso ayudan al desarrollo primigenio de una lengua, tal y como vimos en el anterior recurso, cuando comprobamos cómo el castellano se enriqueció enormemente con arabismos, occitanismos, lusismos, etc.
¿Por qué no llamamos a todos los préstamos lingüísticos extranjerismos? Porque podemos clasificar a estos préstamos de un idioma a otro según su naturaleza en determinadas categorías: extranjerismos, palabras adaptadas, calcos semánticos y xenismos.