El río que nos lleva
Las formas de un río
Los ríos son corrientes continuas de agua que desembocan en otra masa de agua: un lago, mar u océano. Un río tiene un nacimiento, fluye por un cauce y recoge las aguas de sus afluentes, que son corrientes que desembocan en otro río.
El área o territorio que drena sus aguas en un río y sus afluentes es la cuenca hidrográfica. Se delimita por la divisoria de aguas, línea imaginaria de los puntos más elevados de la cuenca. Las vertientes hidrográficas agrupan las cuencas que desembocan en la misma masa de agua. En España distinguimos la cantábrica, la atlántica y la mediterránea.
El caudal es la cantidad de agua que lleva un río; en función de él hablamos de río, arroyo (con menor caudal) y torrente (cuando el caudal es intermitente). Sus variaciones a lo largo de un año determinan el régimen fluvial, que depende de muchos factores: aporte de agua, cobertura vegetal, existencia o no de aporte nival, tipo e intensidad de las precipitaciones... Analizar el régimen permite prever las variaciones de caudal, controlando las crecidas y estiajes.
La ruta que sigue un río es su curso fluvial. Lo dividimos en
- Curso alto (fase juvenil), con predominio de la labor erosiva.
- Curso medio (fase de madurez), donde la acción principal es el transporte.
- Curso bajo (fase senil), unido a los procesos de sedimentación.
Estos procesos dan lugar a distintas formas de relieve que analizamos en las siguientes pestañas.
Curso alto
Desde su nacimiento, el agua del río se mueve a bastante velocidad, tiene un enorme poder erosivo y genera estas formas de relieve:
- Rápido: zona donde el lecho del río es rocoso y con pendiente, lo que incrementa la velocidad del agua y su turbulencia.
- Garganta y cañón: valle estrecho y profundo causado por la erosión vertical del río, que discurre al fondo. Las gargantas son más pequeñas que los cañones, algunos tan grandes que son visibles incluso desde el espacio, como el Gran Cañón del Colorado (Estados Unidos).
- Cascada: creadas por desniveles repentinos en el curso de un río que propician estas caídas de agua. Se originan cuando el río discurre sobre una capa de roca resistente, bajo la que hay capas de roca blanda que son erosionadas más fácilmente. Su tamaño y desnivel varía, encontrando saltos de más de 800 metros de altura, como el Salto Ángel en Venezuela, y otras de mayor extensión, como las cataratas del Niágara en Estados Unidos. En España, una de las de mayor altura es el salto del Nervión, en País Vasco.
En el curso alto, los valles suelen presentar una forma en V, causada por la acción erosiva.
Curso medio
El valle fluvial se ensancha, la llanura aluvial es mayor y el río pierde fuerza y velocidad. Frente a la labor erosiva del curso alto, ahora prima el transporte. Esto hace que la forma más habitual del curso medio sean los meandros o curvas descritas por el río en su avance hacia la desembocadura.
Curso bajo
El aporte de afluentes aumenta el caudal del río que, al llegar a la desembocadura deposita los sedimentos transportados creando, en ocasiones deltas o áreas de forma triangular, como el famoso Delta del Ebro en Cataluña.
En la desembocadura también podemos encontrar otras formas de relieve:
- Estuario: tramo final de un río que hoy día ha sido inundado por agua marina. Son áreas de gran riqueza y diversidad por la mezcla de aguas que ocurre en su seno y están sujetas a las mareas.
- Ría: valle generado por un río que hoy se encuentra invadido por agua salada tras la subida del nivel del mar o por movimientos tectónicos.
Los ríos pueden tener un régimen pluvial, si su caudal proviene del agua de lluvia; nival si el aporte es del deshielo de la nieve; o mixto si tiene ambos.