1. Expresión corporal: Ocupar el espacio escénico (5 sesiones)

Esta dinámica favorece la activación corporal y permite fijar la atención de forma equilibrada, fluctuando entre la autobservación y la coordinación con el grupo. Además, permite a cada cantante actuar con libertad, respetando la pauta marcada y la actividad del resto. Se recomienda realizar este ejercicio en varias sesiones, introduciendo variantes como las sugeridas u otras que convengan al proceso, ya sea integrando canto, percusión corporal, un pulso fijo para todo el grupo o un patrón armónico, entre otros. En caso de incluir canto en el ejercicio, los beneficios añadidos tienen que ver con la sincronización voz-movimiento y con la escucha en posiciones espaciales aleatorias.  

Solicitamos a los miembros del coro que caminen con decisión hacia algún punto de la sala. Cuando hayan llegado, se detienen y fijan otro punto para volver a ponerse en marcha. El movimiento en el espacio debe estar regulado de forma tal que se combine decisión con atención a la marcha del resto, evitando el contacto físico y el habla. En un primer nivel, cada persona va con su propio tempo. En determinados momentos, la dirección detiene la marcha y pide que haya una revisión de la postura corporal, bien alineada.

Posteriormente, se puede continuar la misma dinámica, pero en un espacio más acotado. Como profundización del ejercicio, se puede pedir que se camine al tempo de la persona que vaya más lento. Además, se puede integrar el canto; por ejemplo, en el momento de la parada, la dirección canta un diseño sonoro para que lo repita el coro. Otra opción es que la dirección toque un acorde y cada persona cante una nota de ese acorde. En esencia, se pueden integrar diversas propuestas vocales y el movimiento de los miembros del coro puede finalizar con la colocación por cuerdas para enlazar con otra actividad.