Los gases contaminantes se miden con sensores especiales presentes en las estaciones meteorológicas. La presencia de distintas estaciones en una misma región nos permite monitorear los valores de contaminación a lo largo del tiempo y, por tanto, establecer medidas de aviso a la población en el caso de que los valores de contaminación sean elevados. Sin embargo, los parámetros monitoreados no son los mismos en todas las estaciones, las metodologías de monitoreo son variadas entre estaciones y los valores de referencia para cada contaminante varían. Es por ello que se ha establecido el índice de calidad del aire. Este parámetro permite transformar la concentración de los distintos contaminantes en una escala arbitraria igual para todos, lo que permite unificar los resultados.

El índice de calidad del aire (ICA o AQI, del inglés Air Quality Index) utiliza como referencia los niveles recomendados de contaminantes por los distintos organismos internacionales, autoridades nacionales, etc. Para ello, establece una escala de 0 a 400 que relaciona la concentración del parámetro evaluado con un valor guía prestablecido. De esta forma, el valor ICA obtenido permite separar la calidad del aire en seis categorías, que se asocian a colores que van desde el verde al rojo. Estos colores, además, nos dan una idea de la calidad del aire. Si la calidad del aire es buena o aceptable, es seguro para la mayoría de personas; si es mala o muy mala es peligroso para la mayoría de la población y hay que difundir alertas para protegerla.