Una pirámide de población, como se puede observar en la imagen adjunta, es un gráfico organizado de forma horizontal por sexo y de manera vertical por edades. Estas últimas están suelen representarse, de menor a mayor edad, en grupos de cinco años en un eje central, quedando los hombres a su izquierda y las mujeres a su derecha. A su vez, las barras horizontales muestran la población que hay de cada sexo en ese grupo de edad, siendo su longitud proporcional a la cantidad de personas.

La organización de la población de forma gráfica a través de pirámides facilita las siguientes tareas a la hora de estudiar la demografía:

• Plasmar la existencia de desequilibrios entre los sexos.
• Hacer evidente el envejecimiento de la población.
• Descubrir las consecuencias de procesos históricos como guerras, hambrunas o epidemias.
• Comparar la población de lugares distintos.

Atendiendo a la forma que adopta la pirámide en función del sexo y de los grupos de edades, cabe hablar de tres tipologías:

• Progresiva. Es la pirámide propia de los países menos desarrollados y se caracteriza por la abundancia de población joven. De hecho, es ancha en su base y, según avanza la edad, se va estrechando.
• Estacionaria. Es la pirámide más habitual en los países que están en fase de desarrollo, siendo la población adulta el grupo predominante. De hecho, como consecuencia de la disminución de la natalidad, la base presenta números muy similares a los grupos de edad situados inmediatamente encima de ella.
• Regresiva. Es la pirámide más común en los países desarrollados, manifestándose en ella las consecuencias de una baja natalidad y una alta esperanza de vida. En definitiva, su base es más estrecha que la parte superior, llevando esto al envejecimiento de la población.