Del mundo bipolar a la globalización
El fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945 conformó un nuevo orden internacional con dos superpotencias al frente de una política de bloques: Estados Unidos (EE.UU.) con su sistema de democracia liberal y capitalismo económico, frente a la antigua URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), con su modelo comunista de economía nacionalizada.
Este sistema articuló las relaciones internacionales entre 1945 y 1989, cuando la desarticulación de la URSS modificó el antiguo sistema de bloques y dio lugar a un mundo multipolar dominado por EE.UU. y otros tres grandes poderes, la Unión Europea, Rusia y China, en busca de un equilibrio mundial.
En la década de 1990, paralelo a la "caída" de la URSS, se aceleró el proceso de globalización económica, especialmente en las áreas financiera, comercial e industrial (esta última definida por la deslocalización industrial de factorías desde países desarrollados a países en vías de desarrollo o subdesarrollados, aprovechando el menor coste de la mano de obra, una legislación menos rígida y el abaratamiento de los transportes). Esta globalización está sustentada en la revolución de los servicios de información y comunicación, así como en la aplicación de estos servicios a todos los segmentos productivos.
Así se ha creado un sistema global único, interconectado, en el que todos los países interactúan desde el punto de vista económico, político, social y cultural. Hoy día, por poner un ejemplo, una mala cosecha en Argentina supone un encarecimiento de la carne y los cereales en España.