Nuevas formas de pobreza
Pobreza energética
El Banco Mundial plantea, en el ámbito de la energía, que son las personas pobres las que menos acceso tienen a la energía y no pueden salir de la pobreza si no disponen de electricidad. La pobreza vinculada a la energía se plasma en estas cifras de la ONU:
- 1 de cada 7 personas no tienen acceso a la electricidad; la mayoría se encuentra en zonas rurales.
- 3 mil millones de personas dependen de combustibles contaminantes para cocinar.
En los países desarrollados el sobre esfuerzo de pagar la energía supone para algunas familias reducir el dinero que pueden invertir en cubrir otras necesidades y los convierte en ciudadanos vulnerables. En los países más pobres no hay acceso a fuentes de energía modernas (gas o electricidad) y solo disponen de combustibles fósiles tradicionales (leña, carbón o estiércol). En África, en 2019, 789 millones de personas carecían de electricidad.
A nivel mundial, la desigualdad energética se plasma también en la disparidad de consumo entre países desarrollados y el resto del mundo:
- Un tercio de la población más rica consume dos tercios de la energía producida en el mundo.
- El 10% de la población genera el 50% de la emisión de gases procedentes de la energía.
La pobreza energética es un elemento tan determinante para igualar los niveles de desarrollo, que el objetivo de desarrollo sostenible número 7 de la ONU busca conseguir "energía asequible y no contaminante". El objetivo es garantizar el acceso a energía moderna, a precios competitivos, para la población mundial.
Brecha digital
La desigualdad a la hora de acceder o usar las tecnología de la información e internet se define como brecha digital. La generalización de los teléfonos móviles ha trasladado esta brecha al ancho de banda disponible, el acceso a la información y a las tecnologías de la información y comunicación (TIC), así como a la competencia digital del usuario. Así hablamos de:
- Brecha de acceso: capacidad de acceder a los recursos, ya que requiere fuertes inversiones en infraestructura.
- Brecha de uso: falta de competencias digitales para utilizar los medios digitales.
- Brecha de calidad de uso: competencias para hacer un buen uso de la red y aprovechar al máximo sus posibilidades, lo que denominamos comprensión digital.
La innovación digital está transformando todos los sectores económicos, ganando peso en la generación de PIB y cambiando las relaciones laborales y personales. Pero este cambio no es equilibrado:
- El programa de Naciones Unidas para el desarrollo señalaba para 2021 que el 60% de la población mundial tenía acceso a internet, pero sólo uno de cada 5 lo hacía en los países menos desarrollados.
- En 2020 solo el 39% de la población africana tenía acceso a internet, frente al 94% de la norteamericana.
La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) elabora desde hace unos años el Indice de Acceso Digital (IAD) a partir de cinco variables: calidad, infraestructura, conocimiento, accesibilidad y utilización. Este índice va de 0 a 1, con valores de 0.85 para Suecia, 0.67 para España y 0.04 para Níger en 2021.
Mejorar la conectividad de los territorios, igualando la posibilidad de acceso a las TIC y apostar por la alfabetización digital, tanto en competencia como en comprensión digital, debe ser la apuesta mundial para reducir la actual brecha digital.