Las pérdidas en las colonias de abejas que han notado los apicultores en estas últimas décadas han sido el detonante para detectar un problema mucho más global: la pérdida de biodiversidad y sus consecuencias.
Esta cuestión ha sido muy mediática, lo mismo que la pérdida de hábitat de los osos polares o la caza desmesurada de ballenas, pero es innegable que hay otras muchas especies que están amenazadas por razones que tienen que ver, en su inmensa mayoría, con la sociedad de consumo. Alrededor de un millón de especies animales y vegetales están ahora en peligro de extinción, más que nunca antes en la historia humana.
El caso del descenso de los polinizadores es uno de los más alarmantes. Si disminuyen significa que muchas especies de plantas podrían también disminuir o incluso desaparecer, junto con los organismos que dependen directa o indirectamente de ellos. Además, la disminución en el número y la diversidad de las poblaciones de polinizadores tiene un impacto en la seguridad alimentaria con posibles pérdidas en los rendimientos agrícolas.
En esta tarea vamos a investigar el problema de las abejas, como ejemplo de polinizadores, pero existen más seres vivos que realizan esta importantísima labor: avispas, hormigas, moscas, mariposas, escarabajos, colibríes, murciélagos, algunos roedores e incluso el ser humano.