En esta situación de aprendizaje, «Desde mi punto de vista», el profesorado dispondrá de una escala de valoración general con un espacio reservado a las observaciones para poder evaluar de una manera globalizada la situación de aprendizaje. En esta escala de valoración, el profesorado recogerá las fortalezas y las debilidades que vaya detectando, así como las posibilidades de mejora.
Este instrumento general irá acompañado de otros parciales, que servirán para recabar información más concreta sobre algunos momentos, tareas y aspectos de la situación y que supongan para el profesorado otra herramienta para completar y ampliar las formas de evaluación formativa de la situación y de su didáctica.
Entre estos instrumentos, el profesorado contará con cuestionarios anónimos que pregunten al alumnado sobre los aspectos más significativos de todo el proceso de enseñanza-aprendizaje. También, hará uso de un diario de observación, especialmente relevante en las puestas en común y en los debates, ya que es en estos donde se identifican muy bien las impresiones que tiene el alumnado sobre el proceso, y se consiguen detectar situaciones favorables o desfavorables que requieran cambios en la metodología, cambios en los recursos o de otros tipos. La autoevaluación del profesorado debe considerarse también como una herramienta muy potente para detenerse en la práctica docente y poder analizar y reflexionar sobre lo acontecido a lo largo de la situación de aprendizaje.
Por otra parte, y con el fin de generar una triangulación de los métodos de evaluación, es interesante el aporte de la valoración por parte de los espectadores de la exposición y de la presentación del proyecto. De esta forma, además de suponer una motivación extra para el alumnado, los agentes externos a la materia, como familias u otros miembros de la comunidad educativa, respondiendo a un cuestionario, generarán un punto de vista externo y valioso para poder evaluar tanto los resultados como el proceso de la situación de aprendizaje.