Eficiencia y ahorrro energético.
En las últimas décadas los expertos en problemas del medioambiente, nos vienen advirtiendo de la limitación de recursos del planeta y de los efectos por el cambio climático. Tanto el Protocolo de Kyoto como los Acuerdos de París, y la última Cumbre del Clima COP25 celebrada finalmente en Madrid, se han ido adoptando decisiones para diseñar estrategias a nivel mundial para la reducción del calor del planeta y revisar y negociar compromisos y nuevas actuaciones.
Uno de los mayores compromisos consiste en la reducción de las emisiones de gas que reduzca el efecto invernadero, para ello se necesita un cambio del modelo económico a la par que social que incide directamente en el comportamiento de las personas.
La reducción de emisiones de gas está íntimamente relacionado con el modo en que consumimos los diferentes modos de energía, sobre todo, el uso de energía eléctrica doméstica e industrial y el uso de hidrocarburos para el transporte y producción industrial.
Para conseguir una mayor eficacia energética nos hemos de fijar en el ciclo de producción y de consumo. De modo que es necesario diseñar nuevos planteamientos a nivel tecnológico que garanticen una mayor producción energética más sostenible y menos dañina para el medio ambiente. Es el caso de inversiones en industria que promueven las energía renovables utilizando recursos naturales, como las centrales de energía solar, eólica o hidrógeno verde.
En la producción industrial de productos de consumo deben diseñarse estrategias en las que los envasados, la propia fabricación del producto o su transporte sean más eficaces y utilicen menos recursos o recursos de reciclado.
Los medios de transporte están desarrollando un cambio en su fabricación incorporando motores eléctricos o híbridos renovando el parque automovilístico, y promoviendo movilidad de transportes más sostenibles en las ciudades como el uso de la bicicleta o patinetes eléctricos para distancias cortas.
La construcción de edificios incorporan planes de ahorro energético en su estructura utilizando materiales o tecnología domótica que aprovechen mejor la luminosidad y la absorción de energía mediante paneles solares independientes que proporcionen la energía para el funcionamiento del propio edificio.
Los aparatos electrodomésticos cada vez más están diseñados con tecnología que autocontrola el gasto energético a través de nuevas funcionalidades o Inteligencia Artificial, que ayudan en el consumo del hogar al ahorro energético.
Pero, ¿ qué otras conductas del individuo podríamos cambiar en nuestra vida diaria?
Objetivos de Desarrollo Sostenible. Objetivo 7. Energía asequible y no contaminante.
La Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible se aprobó en el 2015 a partir de los acuerdos en Naciones Unidas. Una oportunidad para la mejora de la vida de todas las personas, sin dejar nadie atrás, que promueve el compromiso de todos los países para que sus sociedades consigan construir un mundo mejor para todos.
Sus metas se desarrollan en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible que van desde la erradicación de la pobreza, la mejora de la atención sanitaria y de educación, reducción de desigualdades sociales y justicia social, cuidado por el clima y uso eficiente de los recursos, promover el consumo responsable y diseño de ciudades más sostenibles.
En este itinerario el ODS que más está implicado es el ODS 7 sobre Energía asequible y no contaminante. En este objetivo se analizan las situaciones en aquellos entornos donde el acceso a la energía eléctrica es más precario, aunque ha habido un gran avance en los últimos años, así como también se aumenta en la expansión del uso de energías renovables cada vez más eficiente y menos contaminante.
Una de cada 5 personas del mundo viven sin electricidad, la mayor parte de ellas viven en países de los continentes africano y asiático. Imaginamos todo tipo de necesidades que podrían tener cualquier niño o niña en una población en estas condiciones. Por ejemplo, una escuela sin tener acceso a la electricidad, o en los hospitales, etc. ¿Podríamos imaginar un estilo de vida sin electricidad?¿Cómo serían esos servicios a los que estamos acostumbrados obtener en menos de cinco segundos, como encender una lámpara?¿O no tener en casa una nevera con los alimentos para conservar?¿Se podría imaginar una ciudad sin semáforos, ni farolas, por ejemplo? Te dejamos aquí más información para que indagues.