Una forma de afrontar el cambio climático desigual
Una constancia científica sobre el cambio climático tiene que ver con su impacto global. A diferencia de otros fenómenos como "el agujero de la capa de ozono", el cual se concentraba en áreas de ambos círculos polares, pero especialmente en la Antártida, el primero tiene connotaciones planetarias. Es decir, el cambio climático afecta tanto a los habitantes de un pequeño archipiélago de la Polinesia en el Pacífico Sur, como a los habitantes de las grandes urbes europeas, pero también al permafrost de Siberia, o a las áreas circundantes del desierto del Sáhara.
El cambio climático muestra la realidad de un sistema interconectado en el que una o varias alteraciones en dicho sistema generan cambios en todo el conjunto. Un ejemplo: el paulatino deshielo provocado por el aumento de la temperatura genera un impacto en zonas polares, pero también en áreas costeras alejadas a miles de kilómetros. Los periodos cada vez más extensos en el tiempo de fenómenos climáticos adversos y extremos, como las sequías, visibles en áreas cada vez más amplias geográficamente, generan un efecto dominó en los recursos alimenticios y, por tanto, directamente sobre la población, la cual busca en los movimientos migratorios una salida a las consecuencias del empeoramiento de sus condiciones de vida. En definitiva, estamos un sistema interconectado.
A lo anterior, hay que añadir otra circunstancia: la enorme diferencia entre países ricos y países pobres a la hora de enfrentarse a los problemas asociados al cambio climático, es decir, a la capacidad de respuesta para paliar, en primer lugar, los efectos del cambio climático y, en segundo lugar, para tomar las medidas que lo reviertan, tal y como se ha ido manifestando en los últimos años en las sucesivas cumbres del clima. Detectadas las causas que generan el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, especialmente el CO2, el debate se centra en cómo se afronta el reto de reducir emisiones desde la perspectiva de los países subdesarrollados. Paradójicamente, los 10 países más afectados por el cambio climático están en África y son los que menos están contribuyendo a que se produzca dicho fenómeno.