Un género literario no es más que un cajón en el que guardamos los textos que están construidos de manera similar, a partir de características afines. No olvidemos, sin embargo, que en ocasiones nos encontramos ante discursos que no sabemos en qué cajón guardar y que no nos extrañaría hallar en uno u otro.
Esos cajones, hay que tener en cuenta, no existen desde el principio de los tiempos. Cuando los textos eran orales, estaban ligados a la ocasión en la que se llevaban a cabo. Solo cuando pasaron a ser escritos, surgió la necesidad de etiquetarlos y clasificarlos. Y es aquí donde entran dos personajes clave, Platón y Aristóteles.
Platón fue el primero en abordar la clasificación de los géneros, y Aristóteles tomó el relevo en esta tarea. De estas aportaciones claves y otras posteriores surge la primera aproximación a los tres géneros que utilizamos como cajones para nuestros textos: épica o epopeya, drama y lírica.
De los anteriores, el que hemos trabajado a lo largo de este itinerario es la épica o la epopeya, a la que ahora denominamos narración. Recordemos que el género narrativo es aquel en el que un narrador cuenta unos hechos, reales o ficticios, que suceden a unos personajes en un espacio y un tiempo concreto.
En los siguientes epígrafes trazaremos las líneas generales de la historia de la narrativa, desde sus formas más primigenias hasta la actualidad.