Las palabras que utilizamos para comunicarnos guardan relaciones entre ellas de diferentes maneras: por su forma, por la construcción de las oraciones, o, por ejemplo, como en este caso, por su significado.
Nos vamos a centrar en explicar las relaciones vinculadas a la ambigüedad léxica, algo que nos puede provocar confusión por el distinto significado que toman las palabras, la paronimia, que exige de precisión, y las relaciones de inclusión, que nos permiten agrupar y categorizar ciertas palabras.
Empezaremos por la ambigüedad léxica. Este fenómeno se da cuando las palabras que utilizamos pueden adoptar dos o más sentidos posibles. Por ejemplo:
- Si le dices a tu amiga: “Nos vemos en el banco de siempre”, ¿dónde os estáis citando? Puede que en el asiento público del parque al que soléis ir, pero podría ser también en la puerta de una entidad financiera.
Relacionados con esta posible confusión de las palabras, existen dos conceptos de los que estoy seguro ya has oído hablar, pero vamos a verlos conjuntamente para entenderlos con claridad:
- Polisemia, cuyo significado es explícitamente “varios significados”. Es decir, se trata de una sola palabra que presenta varios significados. Por ejemplo: “caballo” (animal cuadrúpedo, pieza de ajedrez con la forma de la cabeza del animal, aparato para realizar saltos y ejercicios). En cualquier caso, si te das cuenta, sí que existen ciertos rasgos comunes, ya que la palabra ha ido adquiriendo nuevos significados, pero conservando la idea original del caballo.
- Hominimia, que etimológicamente significa algo así como "igual nombre". Esto, a fin de cuentas, indica la existencia de dos palabras que, aunque compartan forma en nuestro uso actual de la lengua, provienen de palabras distintas en su origen. Por ejemplo: “bota” (calzado de caña alta que cubre el pie y parte de la pierna o nombre que reciben los barriles donde envejece el vino o el pellejo de cuero en forma de pera en el que se transporta el vino en ocasiones). Aquí la diferencia respecto a la polisemia radica en el origen, ya que la primera viene del latín y la segunda del francés.
¿Cómo lo distinguimos? Pues o somos unos estudiosos del lenguaje o recurrimos a un invento llamado diccionario. En el caso de las palabras polisémicas, verás que una palabra con una única etimología tiene diferentes acepciones. En el caso de las palabras homónimas, puedes encontrar una página de desambiguación en la que debes seleccionar a cuál te refieres o las verás como entradas diferenciadas.
Si seguimos trabajando el concepto de hominimia, debemos distinguir entre dos variantes:
- Homónimas homógrafas: son aquellas palabras que, además de sonar igual, se escriben exactamente igual, aunque provengan de palabras diferentes. Antes veíamos el caso de "bota", pero también sucede, por ejemplo, la palabra "vela". Tenemos, por un lado, el objeto cilíndrico de cera que sirve para alumbrar y, aunque coincida en forma, una palabra totalmente diferente es la vela del barco.
- Homónimas homófonas: son aquellas palabras que, aun sonando igual, se escriben diferente, lo que facilita su distinción. Tal podría ser el caso de "bello" (de belleza) y "vello" (de pelo fino). Hay que tener en cuenta que, según la variedad del español, este fenómeno puede ser más extenso y coincidir en comunidades seseantes palabras como "ciervo" y "siervo".
Otro fenómeno similar a este último que acabamos de explicar es la paronimia. En este caso hablamos de palabras que tienen un parecido que, en determinados contextos, fundamentalmente orales, puede inducir a error. Puede suceder con palabras como "adición", que no es más que una suma, o "adicción", que puede resultar un hábito problemático. Otro ejemplo de palabras que pueden confundirse, con el agravante de que suelen utilizarse en los mismos contextos, son "aptitud" o capacidad para ejercer una tarea, y "actitud", que es el ánimo para llevar algo a cabo.
Por último, aunque existen otros fenómenos de relación de palabras por su significado, vamos a tratar las relaciones de inclusión, que nos permiten establecer categorías y clasificaciones. Cuando tenemos una palabra como "color", puede ser el nombre que agrupe a una categoría. Si la desgranamos, encontraremos palabras como "amarillo", "azul", "rosa", "naranja",... En este caso, a la palabra de orden superior la llamaremos hiperónimo (recuerda que hiper- significaba 'por encima'). A las de orden inferior, las denominamos hipónimos (recuerda que hipo- es un prefijo que significa por debajo). Si te creas la imagen mental de los niveles, lo recordarás con mayor facilidad.