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Miguel de Unamuno

Cuadro de Unamuno pintado por Sorolla
Wikimedia Commons/ Joaquín Sorolla. Retrato de Unamuno (Dominio público)

Miguel de Unamuno y Jugo nace en Bilbao en 1864. En su infancia vive la guerra carlista y queda huérfano de padre. Con dieciséis años marcha a Madrid, donde estudia Filosofía y Letras y trabaja como profesor de Latín y Psicología. Se presenta a varias oposiciones y finalmente obtiene la cátedra de Griego en la Universidad de Salamanca, de la que fue nombrado rector hasta en tres ocasiones.

A causa de su oposición a la dictadura de Primo de Rivera, Unamuno es desterrado a Fuenteventura y Francia entre 1924 y 1930, año este último en el que cae el régimen dictatorial  y el narrador vuelve a Salamanca, donde es aclamado por el pueblo. Un año más tarde es elegido concejal republicano por esta ciudad y, poco después, diputado. 

En 1934 abandona la docencia y es nombrado rector vitalicio de la Universidad de Salamanca. Animó a la sublevación de los intelectuales pero queda pronto decepcionado frente a la represión que vive en Salamanca, en la que vivió momentos difíciles durante la Guerra Civil, intentando ser mediador de amigos y desconocidos, pues muchos individuos próximos a él estaban siendo encarcelados y fusilados. Esta situación lo llevó incluso a interceder por ellos ante el general Franco.

El 12 de octubre de 1936, en el paraninfo de la Universidad, se enfrentó públicamente al general Millán-Astray, y pronunció sus célebres palabras: "Venceréis pero no convenceréis", que provocaron su destitución y confinamiento domiciliario, durante el que murió repentinamente el 31 de diciembre.

Unamuno vivió una fuerte contradicción en su vida, una lucha entre el corazón y la cabeza, consigo mismo y con los demás; se definió a sí mismo como: "un hombre de contradicción y de pelea". Atraviesa diversas crisis: de fe, política y existencial, en las que manifiesta sus reflexiones sobre la vida y la muerte, su angustia y su agonía: "si el alma no es inmortal nada vale nada, ni hay esfuerzo que merezca la pena", "¡Ser siempre!¡Ser Dios!", "mi agonía, mi lucha por el cristianismo, la agonía del Cristianismo en mí, su muerte y su resurrección en cada momento de mi vida íntima".

Su estilo narrativo está alejado de pomposidad, busca la idea, la densidad, la intensidad de las emociones más que la elegancia. Para expresar sus contradicciones emplea paradojas y antítesis, y busca concederles nuevos sentidos a las palabras.

Su obra podría dividirse en dos temas principalmente:

  • El sentido de la vida: Unamuno comienza a plantearse cuestiones filosóficas y espirituales (como, por ejemplo, la muerte) tras experimentar diversas crisis en las que pierde la fe. Se refleja perfectamente en sus ensayos: Del sentimiento trágico de la vida, La agonía del cristianismo...
  • La preocupación por España: Unamuno llegó a afirmar: "Me duele España" (Niebla). Lo podemos apreciar también en su obras: En torno al casticismo (1895), donde plantea la idea de la "intrahistoria"; Vida de Don Quijote y Sancho (1905), donde lamenta que ya no haya "Quijotes" y destaca que esa es una de las causas de la crisis del país, o Por tierras de Portugal y España (1911) y Andanzas y visiones españolas (1922).

Otras obras de Unamuno que cabría citar: Paz en la guerra (1897), Amor y pedagogía (1902), Abel Sánchez (1917), La tía Tula (1921).

Sus dos novelas más importantes son: Niebla y San Manuel Bueno, mártir, que estudiaremos con mayor profundidad.

¿Jugamos? 

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Asignatura de la que fue catedrático en la Universidad de Salamanca
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Lugar de nacimiento
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Ocupó ese cargo en la Universidad de Salamanca
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Lo estuvo en Fuenteventura y Francia
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Dijo: "Venceréis pero no convenceréis" al general Millán-...
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Su vida estuvo marcada por algunas de fe, políticas...
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A Unamuno le dolía
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Nombre que le dio Unamuno al "mártir" de su novela
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Venceréis pero...

Lee este fragmento del discurso de Unamuno en la Universidad de Salamanca frente a Millán-Astray. Después contesta a las preguntas que se plantean a continuación:

Acabo de oír el grito de ¡viva la muerte! Esto suena lo mismo que ¡muera la vida! Y yo, que me he pasado toda mi vida creando paradojas que enojaban a los que no las comprendían, he de deciros como autoridad en la materia que esa paradoja me parece ridícula y repelente. De forma excesiva y tortuosa ha sido proclamada en homenaje al último orador, como testimonio de que él mismo es un símbolo de la muerte. El general Millán Astray es un inválido de guerra. No es preciso decirlo en un tono más bajo. También lo fue Cervantes. Pero los extremos no se tocan ni nos sirven de norma. Por desgracia hoy tenemos demasiados inválidos en España y pronto habrá más si Dios no nos ayuda. Me duele pensar que el general Millán Astray pueda dictar las normas de psicología a las masas. Un inválido que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes se sentirá aliviado al ver cómo aumentan los mutilados a su alrededor. El general Millán Astray no es un espíritu selecto: quiere crear una España nueva, a su propia imagen. Por ello lo que desea es ver una España mutilada, como ha dado a entender.

Este es el templo del intelecto y yo soy su supremo sacerdote. Vosotros estáis profanando su recinto sagrado. Diga lo que diga el proverbio, yo siempre he sido profeta en mi propio país. Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta en esta lucha, razón y derecho. Me parece inútil pediros que penséis en España.

  1. Pon en contexto este momento: qué situación había en España y en qué posición se encontraba Unamuno.
  2. ¿En qué se parecen Millán-Astray y Cervantes según el escritor?
  3. Señala alguna crítica que manifieste Unamuno en su discurso.
  4. ¿A qué se refiere con: "Este es el templo del intelecto y yo soy su supremo sacerdote"?
  5. Explica el significado de "Venceréis pero no convenceréis".
Patio de la Universidad de Salamanca visto desde arriba
NakNakNak. Universidad de Salamanca (Pixabay License)