Aunque nos parezca sorprendente, durante la Edad Media hubo una gran actividad viajera: a pesar de los peligros y dificultades a las que debían exponerse las personas de aquella época (escasez de medios de transporte, presencia de salteadores de caminos y de animales salvajes, exposición constante a enfermedades…), fueron muchas las personas valientes que se adentraron en los más recónditos rincones del mundo y plasmaron sus experiencias en libros de viajes. Así, peregrinos que se dirigían a los lugares santos, mercaderes, caballeros, nobles y todo tipo de personas de las más diversas procedencias y estratos sociales decidieron en más de una ocasión abandonar sus hogares para emprender aventuras de las que, en algunas ocasiones, dejaron testimonio escrito.

Uno de los muchos viajeros medievales que se conocen fue un mercader veneciano llamado Marco Polo, famoso por los relatos de sus viajes por Asia y China, que fueron recogidos por el escritor Rustichello de Pisa en un libro titulado de Il Milione, traducido al castellano por Los viajes de Marco Polo.

Nuestro cometido consistirá, precisamente, en analizar un fragmento de Los viajes de Marco Polo, lo que nos permitirá conocer el estilo y las características de este tipo de relatos para poder, a continuación, convertirnos nosotros mismos en narradores y escribir nuestro propio libro de viajes.

Para analizar el texto utilizaremos el documento titulado “Los viajes de Marco Polo. Análisis de un fragmento” (en formato editable odt y en pdf) . En primer lugar, realizaremos una lectura del texto en voz alta y de manera conjunta, tratando de responder entre todos a las preguntas de "Antes de la lectura” y “Durante la lectura”. Una vez hecho esto, contestaremos a las cuestiones de “Después de la lectura” utilizando para ello la estructura cooperativa de lápices al centro. Es decir, uno de los miembros del equipo se encargará de leer la primera pregunta y de dar la respuesta que considere correcta. Mientras esto ocurre, los demás miembros del grupo escucharán con atención y realizarán sus aportaciones y correcciones que consideren necesarias. Una vez acordada la respuesta a la primera pregunta, todos los miembros del equipo cogerán los lápices, que hasta ese momento han permanecido encima de la mesa, y escribirán la respuesta en sus hojas. Mientras se escribe nadie puede hablar, de la misma manera que nadie podrá escribir mientras se estén escribiendo las respuestas consensuadas por todos. A continuación y siguiendo, por ejemplo, el orden contrario a las agujas del reloj, un segundo integrante del equipo leerá y responderá a la segunda pregunta. Y así sucesivamente hasta que todas las cuestiones hayan sido respondidas y se hayan solucionado todas las dudas que hayan podido surgir durante la realización de la tarea.

La corrección de este ejercicio se llevará a cabo utilizando la técnica cooperativa conocida con el nombre de “Uno por todos”: el profesor o profesora recogerá al azar el ejercicio realizado por uno de los miembros del equipo y la calificación obtenida será la misma para el resto de las personas de su grupo. Por último, se hará una puesta en común con toda la clase.

En la actividad anterior hemos descubierto la importancia que tuvieron los libros de viajes a finales de la Edad Media y hemos analizado un fragmento que nos puede servir de modelo y ejemplo. Ahora nos toca a nosotros y nosotras escribir nuestro propio libro de viajes. Para ello, nos subiremos a una máquina del tiempo y nos situaremos en el siglo XIV. Tenemos ya mucha información sobre este periodo de la Historia y no nos será difícil comprender y analizar lo ocurrido en aquella época.

Por lo tanto, elegiremos algún acontecimiento que nos haya resultado especialmente atractivo o digno de interés, nos sumergiremos en él y, utilizando la 1ª persona verbal, contaremos nuestras impresiones sobre ello. Por otro lado y para darle más credibilidad a nuestras historias, lo escribiremos a mano tratando de utilizar un lenguaje con ligeros “toques” medievales y, además, envejeceremos las hojas en las que escribiremos nuestras vivencias. Y cómo no: lo acompañaremos de ilustraciones, como era habitual en los manuscritos medievales.

¿Dispuestos a convertirnos en viajeros del medievo? Ánimo, porque nuestras crónicas serán, sin lugar a dudas, de gran utilidad para conocer la época.