Estrategias metodológicas
Se propone el aprendizaje cooperativo para el desarrollo de la situación de aprendizaje. Los equipos deben ser de un máximo de cinco miembros, mixtos y heterogéneos. Es un buen modo de propiciar una correcta y acertada atención a las necesidades educativas de todo el alumnado si los equipos cuentan con personas de distintas destrezas y actitudes. Los equipos serán autónomos durante el trabajo y la observación directa por parte del docente revelará información muy útil y certera sobre el rendimiento de cada uno de los componentes del equipo, su contribución y su progreso en el desarrollo de las tareas. La madurez del alumnado hará posible recurrir a autoevaluaciones y coevaluaciones. Esta información será la base para poder ver cómo funciona la situación de aprendizaje y si es necesario hacer algún cambio para mejorarla.
Este material didáctico abre la posibilidad de realizar un aprendizaje basado en proyectos que integre también a la materia de Química, dada la íntima conexión que existe entre ambas, en relación con el currículo.
El pensamiento analítico, tomando como base la información recogida y analizada con criterios científicos, es la base para tomar decisiones coherentes y conseguir así mejorar las competencias del alumnado. La resolución de problemas de la vida diaria forma parte del razonamiento científico y brinda la posibilidad al alumnado de ser protagonista en la elaboración de sus conclusiones y decisiones, que tienen que ver con la mejora de las condiciones personales y de la comunidad. El carácter eminentemente experimental de la materia hace necesario el uso del laboratorio como un aula viva.
El docente adopta un papel de guía y facilitador durante la situación de aprendizaje, aunque va a ser necesario que ofrezca explicaciones breves a los equipos, o al gran grupo, en momentos puntuales durante las sesiones. Cuando las explicaciones son demandadas por el alumnado, la predisposición para la escucha activa y el razonamiento es mucho mayor.