Empezamos a escribir
Según van creciendo y desarrollándose las ciudades sumerias, se ven en la necesidad de saber la producción agrícola, así como el pago de los impuestos. Al principio se podía controlar perfectamente pues no había muchos habitantes y las cantidades de los productos eran parecidas. Cada vez, sin embargo, consiguen más producción, atraen a más población y aumentan las necesidades en la ciudad.
Ante esto, una de las posibles soluciones es registrar todos los datos sobre cuánto cosechan y quiénes. De esta manera, también se puede pedir el pago de impuestos según las ganancias. Alguien pensó que mediante pictogramas (dibujos) o algún tipo de código se podrían anotar estas informaciones.
El siguiente problema era saber cómo. La arcilla o barro es un material muy utilizado para construir las casas y crear los enseres necesarios para almacenar los productos. Estando blando se pueden hacer marcas que, secadas al sol o cocidas en el horno, quedan "grabadas" para la posteridad.
De esta manera, en tablillas de arcilla y con un punzón se realizaron marcas que quedan registradas al secar la pieza. Las primeras marcas fueron en forma de "cuña" o triángulos; por ello, esta escritura se denomina cuneiforme.
Gracias al invento de la escritura se pudieron redactar numerosos documentos administrativos y legislativos como el código de Hammurabi. Registraron no sólo los datos fiscales y económicos de interés para los gobernantes, sino que también pudieron dejar los sucesos más relevantes de sus reinados para la historia. Además, pronto surgiría la necesidad de comunicar sentimientos o contar los mitos a través de poemas, naciendo la literatura.