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Los nuevos sectores punta

Los nuevos sectores industriales

Durante el periodo comprendido entre los años 1780 y 1840, Gran Bretaña fue la potencia industrial indiscutida. Como país pionero gozó de las ventajas competitivas en las industrias textil, siderúrgica y de transportes. Sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, otros actores internacionales comenzaron su propio proceso industrializador. Primero fueron Bélgica y Francia, seguidos de Alemania (que es un Estado unificado desde 1871), Estados Unidos y Japón. Otros países, como Italia, Rusia y España, consiguieron avances industriales importantes en regiones concretas. 

Podemos mencionar tres sectores industriales a la cabeza de la segunda revolución industrial:

  • La metalurgia experimentó grandes avances debido a la invención del convertidor Bessemer (1856), que permitía transformar de manera eficiente el hierro en acero. De esta manera, las aplicaciones de estos materiales se ampliaron notablemente tanto en la ingeniería civil (construcción de puentes y edificios) como en la militar (desarrollo de la artillería y buques).
  • La industria química y petroquímica fue otro de los sectores clave en este periodo. El descubrimiento de colorantes artificiales, la nitroglicerina, la dinamita, el proceso Solvay, los materiales sintéticos o la vulcanización del caucho permitieron la creación de nuevos inventos y de nuevas aplicaciones industriales. Al amparo de este desarrollo nacieron grandes compañías, sobre todo en Alemania y Estados Unidos, algunas de las cuales siguen funcionando a día de hoy, como BASF, Bayer o Goodyear. 
  • Desde 1880 se hizo uso de la electricidad y el petróleo como nuevas fuentes de energía. La invención del motor de explosión, obra de Daimler y Benz (1882), cambiaría para siempre los medios de transporte, con la aparición del automóvil y, andando el tiempo, del avión.
Convertido Bessemer funcionando (Ohio, 1941)
Wikimedia Commons/Alfred T. Palmer. Convertido Bessemer funcionando (Ohio, 1941) (Dominio público)

Es importante reseñar que en esta época asistimos a la expansión del uso del billete como elemento de cambio. Aunque los primeros billetes se emitieron en Suecia en el siglo XVII, es a partir del siglo XIX cuando la mayoría de países occidentales comienzan la emisión de billetes respaldados por sus reservas de oro