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Los pioneros: la industria del algodón

Las tres fases o sistemas preindustriales

La primera industria en iniciar la revolución fue la del algodón. Esto es lógico, ya que el aumento demográfico obligaba a una mayor producción de textiles. Esto propició daños colaterales importantes, ya que Gran Bretaña, para proteger su monopolio en el sector, destruyó la incipiente industria textil en sus posesiones de la India.

Telar de mano del siglo XVIII expuesto en Noruega.
Wikimedia Commons/Tomasz Sienicki. Telar de mano del siglo XVIII expuesto en Noruega. (CC BY)

La fabricación de productos a nivel industrial fue un proceso gradual que se llevó a cabo en varias fases. En un primer momento, durante el siglo XVIII triunfa la industria a domicilio o domestic system. El comerciante hacía uso de una mano de obra abundante, barata y no cualificada, que disponía de tiempo entre cosecha y cosecha. El campesino vendía las manufacturas que producía al comerciante, y este las llevaba al mercado. En un segundo paso, el comerciante crea la red de intercambio y suministra la materia prima y las herramientas a los campesinos, a los que paga una cantidad por las manufacturas producidas: es el putting out system. Tanto un sistema como otro convivieron en el tiempo, y, además, tenían sus limitaciones, ya que, cuando la red de distribución se hace muy amplia, reducía la rentabilidad del mercader. Así, desde finales del siglo se va dando paso a un proceso de agrupamiento de los trabajadores en un mismo espacio, la fábricas, lo cual reduce los costes y aumenta los beneficios. Nos encontramos ante el factory system.

La industrialización británica hasta mediados del XIX

A partir de 1825 la industria británica experimenta un impulso sin precedentes, debido sobre todo a la falta de competidores. Para entonces, otros sectores habían iniciado el despegue. A mediados del siglo XIX el ferrocarril contaba con más de 8.000 kilómetros de vías. Además de dar empleo, reducir los costes y comerciar productos a largas distancias, demandaba grandes cantidades de carbón y hierro. Esto potenció las industrias minera, siderúrgica y mecánica. Por suerte para Gran Bretaña, esta contaba con grandes yacimientos de carbón. El hierro era importado (por ejemplo del País Vasco), para transformarlo en sus industrias siderúrgicas.

Ilustración de una tejeduría con telares mecánicos. Inglaterra, 1835
Wikimedia Commons/Illustrator T. Allom. Ilustración de una tejeduría con telares mecánicos. Inglaterra, 1835 (Dominio público)

Este proceso llevó a la transformación económica y social británica: el aumento poblacional posibilitó el incremento en el intercambio de bienes de consumo, con la consiguiente monetarización de la vida económica y el éxodo hacia las ciudades, que ofrecían mejores oportunidades de trabajo gracias al crecimiento industrial.