Sufragismo y feminismo
Como hemos visto, la mujer accedió al mercado laboral en condiciones incluso peores que las de sus pares masculinos. En el caso de las clases dominantes, el papel de la mujer quedó relegado al de una figura casi decorativa, sin ninguna responsabilidad, pero también con menos derechos que los hombres. Por ejemplo, con la llegada del liberalismo se extendió el sufragio, censitario o universal, pero solo entre la parte masculina de la población.
Es por esto que, desde la segunda mitad del siglo XIX, comenzaron a aparecer líderes que reivindicaban una papel más visible de la mujer en la sociedad. Esta reclamación se concretó en conseguir el voto femenino. El nacimiento del movimiento sufragista puede datarse en 1848, cuando tuvo lugar la Convención de Seneca Falls (Estados Unidos). En un principio, las mujeres estadounidenses se reunieron para debatir sobre el abolicionismo en su país, pero acabó discutiéndose si tenía sentido discutir sobre la liberación de los esclavos cuando la propia mujer blanca no podía votar y, por lo tanto, influir en la política del país. Figuras como Emily Davison o Emmeline Pankhurst fueron notables sufragistas.