¿Han evolucionado las plantas?
Para entender las principales características de las plantas es importante saber que las distintas estructuras, formas y tamaños que componen hoy la mayoría de la vegetación de nuestro planeta son el resultado de adaptaciones evolutivas al medio que las rodea.
La vida surgió en los océanos, así que las primeras plantas que poblaron el medio terrestre debieron ser los descendientes de organismos eucarióticos fotosintéticos que vivieron en las aguas de los océanos primitivos. De hecho, hoy se sabe que las plantas terrestres evolucionaron a partir de algas verdes hace más de 500 Ma (cámbrico). El medio terrestre era un ambiente muy distinto al medio acuático; alta radiación ultravioleta, medio seco y rico en oxígeno, por lo que los seres que lo poblaron tuvieron que desarrollar estrategias para adaptarse a estos. Algunos de los cambios más relevantes fueron los siguientes: presencia de una cutícula impermeable que protege a la planta de la deshidratación, presencia de poros que interrumpen la cutícula y hace posible el intercambio de gases (estomas), presencia de estructuras de agarre al sustrato (raíces).
Las primeras plantas debieron ser de porte rastrero, sin una organización tisular definida y con una reproducción por esporas que era bastante dependiente aún de medios húmedos. Estas plantas debieron ser parecidas a los musgos y surgieron en el ordovícico, hace 450 Ma. Posteriormente, aparecieron las plantas vasculares, que contenían vasos conductores capaces de transportar agua y nutrientes a todas las partes de la planta; los primeros helechos surgieron en este punto del silúrico, hace 430 Ma. Los antepasados de las gimnospermas fueron los primeros en desarrollar semillas, raíces profundas y madera. En el jurásico (200 Ma) aparecen las primeras gimnospermas. En el cretácico (145 Ma), la semilla se rodea de cubiertas protectoras, el fruto. Es cuando aparecen y se diversifican las angiospermas, imponiéndose como la vegetación dominante en el terciario.
La semilla es una estructura que protege al embrión y es resistente a la escasez de agua. Este embrión solo se activa y se desarrolla cuando las condiciones externas son las adecuadas. De esta forma, una semilla puede sobrevivir de meses a años. La presencia de semillas supone un gran éxito evolutivo porque su tamaño, peso y forma determinan distintas estrategias de diseminación a miles de kilómetros de la planta madre, favoreciendo la conquista de nuevos lugares. Este avance evolutivo ha sido determinante en la conquista del mundo terrestre.
Navegando a través de la siguiente imagen interactiva puedes ver la historia evolutiva de los distintos grupos de plantas y las principales características que determinaron su adaptación al medio terrestre.
Lectura facilitada
La evolución de las plantas terrestres es un proceso que empezó a gestarse hace 500 millones de años desde las primitivas algas acuáticas. La adaptación al medio terrestre exige una mayor independencia del agua por los que las plantas han ido desarrollando estructuras que les han permitido vivir en lugares secos. Estructuras como los vasos conductores para repartir agua y nutrientes por la planta, una cutícula impermeable recubriendo la planta o la presencia de semilla han permitido que las plantas hayan colonizado prácticamente cualquier hábitat terrestre.
El proceso evolutivo que ha dado lugar a esto ha pasado por varias etapas, así en un primer momento surgieron plantas rastreras como los musgos aún sin órganos diferenciados ni estructuras impermeabilizantes. Posteriormente, los helechos, con tejidos y órganos diferenciados, pero aún dependientes del agua para su reproducción. Finalmente surgieron las plantas con semillas y flores. En esta fase, los mecanismos de reproducción se vuelven más complejos ya que dependen del viento, los animales etc. Además, las semillas protegen al embrión y aseguran la supervivencia de la especie decenas de años sin agua.