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¿Qué afecta al crecimiento y desarrollo?

Fases del desarrollo de una planta

Para considerar qué factores afectan al crecimiento y desarrollo de una planta primero debemos tener presente cuáles son las principales fases de desarrollo, ya que en cada una de ellas hay unos factores que son más críticos que otros.

El desarrollo de una planta implica tanto su crecimiento como su diferenciación, que da lugar a los distintos tejidos y órganos de la planta. Estos procesos están regulados por hormonas y factores externos como la luz, la temperatura, la presencia de agua, etc. De esta forma, la planta va a experimentar una serie de cambios a lo largo de su vida. Estas fases, en plantas espermatofitas son:

  • Germinación de la semilla.
  • Crecimiento vegetativo.
  • Floración.
  • Formación de semilla y fruto.
  • Senescencia.

Germinación

Las semillas son estructuras reproductivas que contienen y protegen al embrión de una futura planta. A fin de garantizar la supervivencia de la planta, la semilla solo germina, dicho de otro modo, el embrión empieza a crecer y desarrollarse, cuando las condiciones ambientales son favorables (temperaturas suaves, presencia de agua, etc.).

En nuestras latitudes, la mayoría de semillas se producen en otoño y germinan en primavera, ya que, si lo hicieran antes, morirían debido a las bajas temperaturas y disponibilidad de agua. Es por ello por lo que esta es la fase más crítica de todas, porque de su éxito depende el desarrollo de la planta adulta. Si las condiciones no son las adecuadas, la semilla entra en un estado de dormición o latencia que puede durar años.

El embrión se vale de las sustancias de reserva que contiene la semilla para crecer y, de esta forma, consigue romper los tejidos que lo protegen. En este momento, la raíz crece hacia abajo en busca de agua y sales minerales y el tallo hacia arriba en busca de luz solar. Se forma entonces una nueva plántula. Las hormonas ácido abscísico y giberelinas son las que regulan el momento de la germinación.

Estructura de una semilla
Ana María Ortiz Espín. Anatomía interna de una semilla de Arabidopsis thaliana

Crecimiento vegetativo

Cuando los órganos de la plántula se han desarrollado lo suficiente como para adquirir sus funciones, comienza el crecimiento vegetativo. Cuando el tallo y las nuevas hojas son capaces de hacer la fotosíntesis, y las raíces son capaces de absorber el agua y las sales minerales, la planta joven empieza a desarrollarse hasta convertirse en una planta adulta.

La planta crece tanto en longitud como en grosor y aparecen órganos y tejidos especializados. En esta fase es importante el equilibrio entre las hormonas auxinas y citoquininas que favorecen el crecimiento de ramas laterales, hojas y raíces. 

Floración

Una vez que la planta alcanza la madurez comienza la fase reproductiva con la producción de las flores. La luz es fundamental en este proceso; de hecho, las plantas se clasifican según los requerimientos de luz. Al número de horas luz/oscuridad se llama fotoperiodo. Las plantas se han adaptado a los distintos fotoperiodos de tal forma que son capaces de percibirlo y estimular así o inhibir su floración. De este modo, las plantas pueden clasificarse en:

  • Plantas de día corto. Florecen cuando los días se acortan y las noches se alargan, como ocurre en primavera y otoño en las latitudes templadas. Estas plantas necesitan un periodo de oscuridad continua de 16 horas para florecer. Si este periodo es más corto o se interrumpe, no florecen. Algunos ejemplos son el arroz, el crisantemo o las fresas.
  • Plantas de día largo. Florecen cuando los días se alargan y las noches se acortan, como sucede al final de la primavera o principio del verano. Necesitan días con una duración mayor de quince horas. Algunos ejemplos son los lirios, el trigo, la lechuga o el trébol.
  • Plantas de día neutro. Su floración es independiente del fotoperiodo. Es común en plantas de origen tropical donde no existen grandes cambios en las horas de luz y oscuridad a lo largo del año. Algunos ejemplos son el maíz, el tomate o la patata.

Formación de la semilla

Una vez formada la flor es importante el transporte de los sacos polínicos al ovario de la flor (polinización). Este proceso puede estar mediado por el aire o por insectos. La unión del gameto femenino y masculino (fecundación) produce una nueva semilla y un fruto. El desarrollo de este dependerá de hormonas como las auxinas o el etileno. Mientras las auxinas favorecen el crecimiento del fruto, el etileno estimula su maduración.

Senescencia

Tras la maduración del fruto se produce su caída y abscisión. Los pétalos de las flores se marchitan y las hojas se pierden como mecanismo para sobrevivir al invierno.

Reflexión

Si la floración depende del fotoperiodo y la temperatura, ¿cómo podría afectar a nuestras lechugas que el otoño se acortase y la temperatura fuera mayor que la típica para esa época del año?

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