Las principales funciones que desempeña un Estado son las siguientes:

• Elaborar y aprobar leyes para regular la actividad social, económica y política de la sociedad que comprende un territorio. El poder legislativo ejerce dicha función desempeñada por un órgano formado por una cámara (unicameral) o por dos cámaras (bicameral). 
• Hacer cumplir las leyes aprobadas. El Estado es el responsable de mantener el orden público dentro de su territorio estatal y en defensa de éste y de su población en caso de agresión externa. El poder ejecutivo ejerce dicha función a cumplir por las Fuerzas Armadas y los Cuerpos de Seguridad del Estado a la orden de la jefatura del Estado y la presidencia del Gobierno.
• Juzgar por el incumplimiento de las leyes. El Estado garantiza el cumplimiento de las leyes y la penalización a aquella población que actúe contra lo aprobado en la ley. El poder judicial ejerce dicha función a través del Tribunal de Justicia.

El Estado organiza la ejecución de estos tres poderes a través de órganos diferentes para garantizar la separación de poderes y, consecuentemente, la neutralidad de su aplicación. Este sistema de organización evita la existencia de un poder absoluto y favorece el control de ejecución de cada uno de los poderes. 

Mientras que en los Estados democráticos los poderes están separados (el poder legislativo recae en el Parlamento, el ejecutivo en el Gobierno y el judicial en un órgano completamente independiente de los dos anteriores como es el Tribunal de Justicia), en los Estados no democráticos estos tres poderes recaen en una única persona u órgano, es decir, no existe separación de poderes.