¿Estado democrático o no democrático?
Según el grado de participación de la ciudadanía en la organización política de un Estado y en las formas de acceder al poder, se distinguen dos formas de gobernar:
- Estado democrático: la soberanía recae en el pueblo, es decir, la población de un Estado elige a sus representantes parlamentarios a través de un sistema electoral en el que cada ciudadano ejerce su derecho al voto (sufragio).
Los primeros Estados estaban formados por un gobernante y por un grupo de privilegiados bien por derechos sucesorios o por méritos de campañas victoriosas. Con la Edad Contemporánea y el inicio de las revoluciones liberales comienza una nueva etapa en la que se busca el reconocimiento del derecho al sufragio universal y, por tanto, la consolidación de un Estado democrático.
Un Estado democrático actual garantiza el derecho al sufragio universal en el que toda persona mayor de edad sin distinción de sexo (hombre o mujer) ni condición económica tiene derecho a elegir a sus representantes políticos. En el caso de España, estos se eligen a nivel local (ayuntamientos), autonómico y nacional (Gobierno). Es lo que se conoce como democracia representativa, en la que los representantes más votados forman los diferentes órganos de gobierno.
Un segundo aspecto que define un Estado democrático es que éste también garantiza el ejercicio de una democracia directa, es decir, el ciudadano decide algo concreto a través de un sistema de referéndum. Sirva de ejemplo el referéndum celebrado el 6 de diciembre de 1978 para preguntar al pueblo español si aprobaba o no el documento que hoy es la actual Constitución española.
Por último, un Estado democrático respeta la separación de poderes, la libertad de expresión y el pluralismo político, es decir, la formación de cualquier grupo político independientemente de su ideología.
- Estado no democrático: la soberanía no recae en el pueblo, ya que no existe el derecho al voto, ni participación política por parte de la población, ni libertad de expresión, ni pluralismo político, ni, mucho menos, separación de poderes. Es el caso de los regímenes totalitarios de origen militar como las dictaduras o las monarquías absolutistas.
El dictador o el rey absoluto concentra los tres poderes (legislativo, ejecutivo y judicial). Por tanto, no existe una separación de poderes, elemento indispensable para garantizar que todos los individuos, gobernantes y ciudadanos son iguales ante la ley. Un ejemplo de estado no democrático actual es Arabia Saudí.