Cada vez que nos comunicamos, situamos el foco en uno o varios de los elementos de la comunicación que la constituyen. Así, por ejemplo, al dar hacer una descripción, centramos el foco en el objeto descrito de forma objetiva. Por dicho motivo, en ese mensaje predominaría la función referencial. Mientras que si dicha descripción fuera una descripción perteneciente a una obra de la literatura, como la que lleva a cabo Francisco de Quevedo del personaje dómine Cabra en El Buscón, además de aparecer la función referencial, también tendríamos la función poética, debido al uso de metáforas, hipérboles y símiles que utiliza.
Se conciben, por tanto las funciones del lenguaje como los distintos usos que realizamos con el lenguaje al utilizarlo. Cada vez que afrontamos un acto comunicativo ponemos la atención sobre uno o varios elementos para establecer la intención del mensaje.
Estas son las distintas funciones del lenguaje:
- Expresiva. Pone el foco en el emisor y su función es la de transmitir lo que el emisor siente u opina de manera subjetiva. Ejemplo: "Me ha encantado la clase de hoy".
- Apelativa. Presta atención al receptor e intenta llamar su atención para repercutir e influir en sus acciones. Ejemplo: "Me gustaría que pusieras la mesa".
- Referencial. Hace hincapié en el mensaje y el contexto para comunicar una información de manera objetiva. Ejemplo: "Este año ha llovido mucho".
- Fática. Atiende al canal y trata de asegurarse de que dicho canal de comunicación está abierto para que la información fluya. Ejemplo: "Ana, ¿me oyes bien?".
- Metalingüística. Pone su atención sobre el código y aparece en mensajes en los que utilizamos el lenguaje para definirlo. Ejemplo: "Mesa es una palabra bisílaba".
- Poética. Focaliza sobre la forma del mensaje y se da en textos donde la estética del mensaje deja de ser habitual e intenta llamar la atención del receptor, como en los textos con finalidad literaria. Ejemplo: "Los suspiros se escapan de su boca de fresa" (Rubén Darío).