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La subjetividad

Tres personas sentadas en unos bancos como si estuvieran en un museo, pero en vez de cuadro hay un mural con muchas fotografías de retratos.
Pixabay/Geralt. People (Pixabay License)

La Real Academia Española (RAE) entiende la subjetividad como ese modo de sentir o pensar del sujeto en oposición al objeto y al mundo externo y real que sería, por su propia existencia, objetivo. La subjetividad surge cuando en el acto comunicativo es el emisor el que cobra el total protagonismo con su mensaje, pasando a dársele una completa relevancia al mismo por el hecho de ser original y único.

La subjetividad está relacionada, además, con la función expresiva del lenguaje, predominando en mensajes en los que el emisor plantea su opinión o punto de vista de la realidad u objeto representado. Sin embargo, también es cierto que en todo acto de habla subjetivo pueden aparecer las funciones apelativa (con la que el emisor, por medio de sus argumentos, intenta persuadir la voluntad del receptor) y poética (ya que es el emisor quien transforma esa realidad literal en literaria por medio del uso de las distintas figuras retóricas).

Reflexión

¿Crees que los textos publicitarios son textos subjetivos?

Tu deporte favorito

El mundo del deporte es un tema de conversación cotidiano en los adolescentes. Existen una gran cantidad de deportes diferentes; pero para cada uno de nosotros el deporte que más nos gusta practicar o presenciar lo es por motivos muy personales.

Gente jugando en la orilla de una playa al atardecer.
Pixabay/Peggy_Marco. Sunset (Pixabay License)

Explica, por medio de cinco opiniones personales, ¿cuáles son las características que hacen que un deporte sea favorito para ti, frente a todos los demás?

Una vez las tengas, comparte con el resto de tus compañeros las opiniones que has escrito.

Una opinión más

En el mundo del periodismo de opinión es muy habitual el uso de los textos subjetivos. Te recomendamos la lectura de este fragmento del artículo "Cervantes, esquina a León", del escritor Arturo Pérez Reverte.

Me gusta la calle Cervantes de Madrid. No porque sea especialmente bonita, que no lo es, sino porque cada vez que la piso tengo la impresión de cruzarme con amistosos fantasmas que por allí transitan. En la esquina con la calle Quevedo, uno se encuentra exactamente entre la casa de Lope de Vega y la calle donde vivió Francisco de Quevedo, pudiendo ver, al fondo, el muro de ladrillo del convento de las Trinitarias, donde enterraron a Cervantes. A veces me cruzo por allí con estudiantes acompañados de su profesor. Eso ocurrió el otro día, frente al lugar donde estuvo la casa del autor del Quijote, recordado por dos humildes placas en la fachada -en Londres o París esa calle sería un museo espectacular con colas de visitantes, librerías e instalaciones culturales, pero estamos en Madrid, España-. La estampa del grupo era la que pueden imaginar: una veintena de chicos aburridos, la profesora contando lo de la casa cervantina, cuatro o cinco atendiendo realmente interesados, y el resto hablando de sus cosas o echando un vistazo al escaparate de un par de tiendas cercanas. Cervantes les importa un carajo, me dije una vez más. Algo comprensible, por otra parte. En el mundo que les hemos dispuesto, poca falta les hace. Mejor, quizás, que ignoren a que sufran.

Pasaba junto a ellos cuando la profesora me reconoció. Es un escritor, les dijo a los chicos. Autor de tal y cual.

Arturo Pérez-Reverte. "Cervantes, esquina a León"

Tras la lectura, responde a las siguientes cuestiones:

  • ¿Cuál es el tema del texto?
  • ¿Qué opinión tiene el autor sobre el lugar y los jóvenes que se encuentra? ¿Qué palabras utiliza para calificar ambos?
  • Sabiendo que el autor es conocedor de los escritores que menciona, ¿cómo crees que finaliza el encuentro que tiene con los jóvenes? Escríbelo con tus propias palabras siguiendo la misma personal narrativa.
  • Lee el texto completo en este enlace para saber el final.

¿Objetividad o subjetividad?

Indica si en los siguientes enunciados predomina la objetividad o la subjetividad.

  • Este es el mejor ordenador del mercado.
  • Hoy es lunes.
  • En clase había tres niños.
  • He visto una serie chulísima.
  • España ha jugado fenomenal.
  • Su matrícula es 8794.

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Luces, cámara... ¡acción!

Cada espectador que visualiza una película puede tener una opinión distinta sobre lo que acaba de ver. Su experiencia, preferencias, así como su capacidad de captar e interpretar lo que ve en ella es lo que hace que el creador de la película conecte o no con el público. En el séptimo arte es muy habitual que los textos de opinión acompañen a cada uno de los estrenos por medio de las llamadas críticas cinematográficas que se publican en los periódicos y revistas especializadas; pero también es verdad que, con la llegada de internet y la capacidad de plasmar nuestras opiniones, son cada vez más los usuarios no profesionales que se dedican a opinar sobre las películas que ven.

En esta tarea vamos a visitar la página de opiniones sobre películas, Filmaffinity. En ella deberemos buscar la película que más nos guste. Una vez que la tengamos localizada, en el apartado de "Críticas" tendremos que elegir una de las que le dé a nuestra película una baja puntuación y leerla. Tras su lectura, y basándonos en nuestra experiencia y gusto por la película, escribiremos una opinión personal sobre la que habíamos elegido.