Saltar la navegación

La objetividad. Entremos en materia

Imagen de una joven dando un discurso de graduación
Pixabay/MauraLBU. Graduation (Pixabay License)

La Real Academia Española (RAE) entiende la objetividad como esa cualidad que hace referencia al objeto en sí mismo, con independencia de la propia manera de pensar o de sentir. La objetividad aparece cuando en el acto comunicativo es el referente el que cobra el total protagonismo dentro del mensaje, pasando a dársele una completa relevancia al mismo y a sus características, sin plasmar en el objeto ningún elemento personal o pensamiento del emisor.

La objetividad está relacionada, además, con la función referencial del lenguaje, predominando en mensajes en los que el emisor presenta, describe o expone la realidad o cualquier objeto representado sin juicios de valor ni opiniones al respecto. También hay que señalar que los textos donde predomina la función metalingüística suelen ser textos objetivos.

Reflexión

¿Se considera a la descripción un tipo texto expositivo?

El cristal de mis quevedos

Retrato de Francisco de Quevedo hecho por Velázquez
Wikimedia Commons/ atribuido a Diego Velázquez y a Juan van der hamen. Retrato de Francisco de Quevedo (Dominio público)

Lee el siguiente fragmento del retrato del licenciado Cabra perteneciente obra de Francisco de Quevedo El Buscón, y contesta a las preguntas.

Determinó, pues, don Alonso de poner a su hijo en pupilaje, lo uno por apartarle de su regalo, y lo otro por ahorrar de cuidado. Supo que había en Segovia un licenciado Cabra, que tenía por oficio el criar hijos de caballeros, y envió allá el suyo, y a mí para que le acompañase y sirviese.

Entramos, primer domingo después de Cuaresma, en poder de la hambre viva, porque tal laceria no admite encarecimiento. Él era un clérigo cerbatana, largo solo en el talle, una cabeza pequeña, pelo bermejo (no hay más que decir para quien sabe el refrán), los ojos avecinados en el cogote, que parecía que miraba por cuévanos, tan hundidos y escuros, que era buen sitio el suyo para tiendas de mercaderes; la nariz, entre Roma y Francia, porque se le había comido de unas búas de resfriado, que aun no fueron de vicio porque cuestan dinero; las barbas descoloridas de miedo de la boca vecina, que, de pura hambre, parecía que amenazaba a comérselas; los dientes, le faltaban no sé cuantos, y pienso que por holgazanes y vagamundos se los habían desterrado; el gaznate largo como de avestruz, con una nuez tan salida, que parecía se iba a buscar de comer forzada por la necesidad; los brazos secos, las manos como un manojo de sarmientos cada una. Mirado de medio abajo, parecía tenedor o compás, con dos piernas largas y flacas. Su andar muy despacioso; si se descomponía algo, le sonaban los güesos como tablillas de San Lázaro. La habla ética; la barba grande, que nunca se la cortaba por no gastar, y él decía que era tanto el asco que le daba ver la mano del barbero por su cara, que antes se dejaría matar que tal permitiese; cortábanle los cabellos un muchacho de nosotros. Traía un bonete los días de sol, ratonado con mil gateras y guarniciones de grasa; era de cosa que fue paño, con los fondos en caspa. La sotana, según decían algunos, era milagrosa, porque no se sabía de qué color era. Unos, viéndola tan sin pelo, la tenían por de cuero de rana; otros decían que era ilusión; desde cerca parecía negra, y desde lejos entre azul. Llevábala sin ceñidor; no traía cuello ni puños. Parecía, con los cabellos largos y la sotana mísera y corta, lacayuelo de la muerte. Cada zapato podía ser tumba de un filisteo. Pues su aposento, aun arañas no había en él. Conjuraba los ratones de miedo que no le royesen algunos mendrugos que guardaba. La cama tenía en el suelo, y dormía siempre de un lado por no gastar las sábanas. Al fin, él era archipobre y protomiseria.

  • Localiza las expresiones que utiliza el autor para dar su opinión sobre el personaje descrito.
  • ¿Crees que es una descripción positiva o negativa? ¿Por qué?
  • Como apuntábamos en el apartado anterior nos encontramos ante una descripción subjetiva. Reescribe el texto eliminando cualquier indicador de subjetividad y convierte esta descripción en objetiva.
  • ¿Crees que la descripción objetiva resultante transmite lo mismo que la subjetiva original?

Descripción objetiva y subjetiva

Bicicleta vieja apoyada contra la pared
Pixabay/Danfador. Bike (Pixabay License)

Hagamos a continuación un ejercicio a la inversa del anterior. Para ello realiza una descripción objetiva de un medio de transporte que haya en tu casa.

Posteriormente convierte dicha descripción en subjetiva. Para ello puedes utilizar recursos como los aumentativos (grandísimo; el más ligero) o comparaciones hiperbólicas (más largo que un día sin pan; tan rápido como el viento). Dichos mecanimos propios del lenguaje literario se utilizan para aportar matices personales a los textos subjetivos.

Una vez realizados ambos textos, señala qué elementos y expresiones han sido modificadas para realizar el cambio de texto objetivo a texto subjetivo.